Cómo las desigualdades frenan el avance contra el VIH/sida

Cómo las desigualdades frenan el avance contra el VIH/sida

Las desigualdades están detrás de la falta de progreso en la respuesta al VIH, sostiene el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) en su más reciente Actualización Mundial sobre el Sida, lanzada el 14 de julio.

Entre las principales barreras que el organismo ha identificado, con base en las 4 décadas de respuesta global al VIH/sida, están la falta de educación, la pobreza y la criminalización de algunos grupos de la población.

Pobreza

La falta de realización de pruebas de VIH y de tratamiento es más marcada entre las personas que viven marginalizadas y aquellas que no tienen acceso a los servicios de salud.

A esto se suman desigualdades relacionadas con la edad, el género, la raza y el nivel de ingresos, lo que se refleja en grandes diferencias en el acceso a servicios y en el estado de salud de las personas.

La pobreza también suele impulsar la migración, la cual, se ha comprobado, complica el acceso a los servicios de VIH. Las leyes de muchos países limitan el acceso a servicios de salud para migrantes sin documentos, y el miedo a la deportación evita que las personas acudan a esos servicios.

Algunos grupos enfrentan más obstáculos

En diferentes regiones del mundo hay diversos grupos que están en particular riesgo de infección por VIH. Por ejemplo, según un estudio de la Universidad de Georgetown, de Estados Unidos, aquellos países donde las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, el trabajo sexual y el consumo de drogas son criminalizados, las tasas de detección del VIH y la supresión del virus (gracias al tratamiento) son mucho menores que en países donde no se criminalizan estas prácticas.

Además, mientras más leyes contra la discriminación, más respeto a los derechos humanos y más respuesta a la violencia de género haya en un país, mejores son los resultados de salud relacionados con el VIH.

Así, las poblaciones más vulnerables frente al VIH son:

  • Hombres gay y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH): 25 veces más riesgo de contraer VIH que los hombres heterosexuales
  • Mujeres trabajadoras sexuales: 26 veces más riesgo que las mujeres de la población general.
  • Mujeres transgénero: 34 veces más riesgo que otras personas adultas.
  • Personas que usan drogas inyectadas: 35 veces más riesgo que personas que no se inyectan drogas.

Aun con estos datos, los programas que atienden a estas poblaciones son escasos en la mayoría de los países. Los servicios de reducción de daños en las personas que se inyectan drogas casi no existen a gran escala en ninguna de las regiones. La cobertura de los programas para hombres gay y otros HSH sigue siendo baja, incluso en los países de ingresos altos. Y los programas de prevención para personas transgénero es escasa en la gran mayoría de los países.