
Las fobias nos separan, el respeto nos une
Se le llama fobia a un miedo intenso e irracional frente a objetos, situaciones o personas. ¿Cuáles son tus fobias? ¿A las alturas, a las arañas, a la oscuridad? ¿Es posible que la gente que no sigue los cánones establecidos para lo que “debería ser” un hombre o una mujer genere este tipo de reacciones?
No hay que olvidar que también se le llama fobia al odio o rechazo extremo hacia algo o alguien, por ejemplo, la xenofobia (odio a determinado grupo étnico) o la islamofobia (odio a las personas que practican la religión islámica). Es en este renglón donde entran la homofobia, la transfobia y la bifobia.
Vencer el odio
La fobia contra aquellas personas que no son heterosexuales o que no expresan su género de manera tradicional se origina en varios factores. Uno de ellos es el desconocimiento (que también podemos llamar ignorancia). Quien ejerce la homofobia muy probablemente no conoce de cerca a alguien homosexual, o eso es lo que cree.
Un segundo componente de estas fobias es el miedo y el tercero es el prejuicio. Estos dos elementos van muy ligados, pues las ideas preconcebidas de lo que es una persona homosexual, lesbiana, bisexual o trans muchas veces son negativas, y se parte de estas suposiciones para temer lo que “este tipo de gente” puede hacer.
Cuántas veces no has escuchado que los niños y niñas podrían “aprender” a ser homosexuales con sólo ver personas con estas características por la calle. La orientación sexual no es algo que se elige ni que se puede modificar.
Violencia y discriminación
Pero la homofobia, transfobia y bifobia no se quedan en el ámbito privado, tampoco son sólo problemas entre individuos. Son conflictos que tienen dimensiones sociales y que afectan gravemente a las personas de la diversidad sexual.
Por un lado, repercuten en discriminación contra estos grupos, limitando, por ejemplo, su acceso a la seguridad social en pareja o su derecho a servicios de salud. Por ejemplo, es frecuente que en los hospitales el personal médico se refiera a una mujer trans con su nombre de nacimiento (masculino), sin ningún reparo por exponerla frente a otros usuarios.
De igual manera, los hombres homosexuales son rechazados cuando intentan donar sangre. No importa con cuánta seguridad realicen sus prácticas sexuales, el simple hecho de declarar su orientación sexual los excluye.
Lo peor es que, al existir una homofobia/transfobia/bifobia social, estos actos discriminatorios se justifican. Tanto a la opinión pública como a las propias autoridades de justicia les cuesta mucho trabajo ver que el problema está en rechazar a alguien simplemente por ser como es.
¿Cómo cambiamos las cosas?
El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de trastornos mentales. Tres décadas después, todavía hay quienes consideran que una orientación o expresión de género diferente es una causa justificable de rechazo.
Si tú creciste con estas ideas, no tienes por qué conservarlas aun sabiendo que afectan los derechos de las personas. Para librarte del lastre de la homofobia, en AHF te proponemos 5 sencillos pasos:
- Infórmate. Es hora de cuestionar lo que crees que son los homosexuales, lesbianas, bisexuales y trans. ¡Investiga! Hoy en día hay muchas fuentes confiables y cada vez más personas hablan de su propia experiencia de vida.
- No prejuzgues. La palabra prejuicio se refiere, como el vocablo lo dice, a hacer un juicio previo. Revisa la idea que tienes de las personas de la diversidad sexual y luego contrástala con la realidad que encuentres, ya sea investigando o relacionándote con estos grupos.
- Cuestiona. Analiza las ideas negativas que tu familia, la escuela o la sociedad te han transmitido sobre las personas de la diversidad sexual. ¿De verdad te hacen algún daño su forma de ser? ¿Por qué estas personas merecerían menos derechos que el resto, sin importar su estrato social, color de piel o estado de salud?
- Respeta. Quizás no sientas afinidad o aprecio por las personas de la diversidad sexual, pero sí es importante brindarles el respeto que todos y todas merecemos. El respeto no es una concesión, sino estar convencido de que tenemos los mismos derechos y debemos hacerlos valer.
- Comparte. Si a tu alrededor hay mucha gente que condena las orientaciones sexuales o identidades de género diversas, abre la conversación. No hay por qué pelear, pero sí puedes invitar a otros a hacerte las mismas preguntas que tú te estás haciendo sobre este tema.
Recuerda que muchos grupos de la sociedad que han logrado importantes avances en sus garantías (como las mujeres, los pueblos indígenas o los afrodescendientes) alguna vez estuvieron totalmente excluidos, y aun ellos no han terminado de conquistar todos sus derechos. El camino de la gente de la diversidad sexual todavía está en construcción.
AHF América Latina y El Caribe ofrece servicios libres de discriminación para todas las personas, orientación para ITS, pruebas gratuitas de VIH y vinculacióna tratamiento. Conoce más en https://ahflatamycaribe.org/