Personas que sufrieron violencia son más propensas a dejar la atención de VIH

Personas que sufrieron violencia son más propensas a dejar la atención de VIH

Un equipo de investigación canadiense encontró que las personas que viven con VIH y que tienen un historial de violencia, ya sea por parte de sus parejas, sus familias o sus amigos, en particular durante la infancia, son más propensas a abandonar la atención de su infección, así como a tener una carga viral detectable y a desarrollar sida.

De hecho, estudios anteriores ya habían mostrado que las personas que reconocían haber sido violentadas eran más vulnerables a adquirir el VIH, más propensas a involucrarse en relaciones sexuales sin protección y a posponer la detección del VIH. De igual forma, quienes vivieron violencia en la infancia eran más propensos a tener un consumo excesivo de alcohol y otras drogas, a tener pensamientos o intentos suicidas y a tener una peor situación socioeconómica en su etapa adulta.

De acuerdo con el estudio, llevado a cabo por la Universidad de Alberta y retomado por el portal especializado Aidsmap.com, la mayoría de las investigaciones previas que abordaron la violencia y el VIH no siguieron a los participantes a través del tiempo.

En esta ocasión, los investigadores hicieron un seguimiento de nueve años, lo cual es relevante pues el VIH es una condición de salud que debe ser tratada durante toda la vida, y para los autores era importante identificar de qué forma las experiencias del pasado influyen en los resultados de salud actuales.

El estudio incluyó a 1,064 hombres y mujeres con VIH de la Clínica de VIH de Alberta del Sur. Entre los resultados destacó que las mujeres reportaron haber vivido más violencia que los hombres (46% vs. 33%), además de que las personas con menor grado de educación eran más propensas a haber vivido violencia, ya sea en la infancia o la adultez.

En lo relacionado con la infección por VIH, las mediciones al inicio del estudio mostraron que la carga viral alta (500 copias/mL o más) fue más común en personas que vivieron violencia en la infancia que quienes no la experimentaron (28% vs. 18%)

Durante los nueve años de seguimiento, las personas violentadas en su infancia fueron más propensas a abandonar la atención (40%) que las que fueron violentadas en la edad adulta (26%) o que no habían sufrido violencia (27%). También tuvieron una tasa de mortalidad más alta (16%) comparada con quienes sufrieron violencia en la edad adulta o no la sufrieron nunca (alrededor de 8%).

Los resultados indican que las personas con un historial de violencia tuvieron 34% más riesgo de abandonar la atención médica, 57% más riesgo de presentar una carga viral detectable y 42% de tener un conteo bajo de células de defensa (CD4). Cabe destacar que estos malos resultados se dieron a pesar de que a todas las personas que reportaron violencia se les ofrecieron servicios de salud mental.