¿Por qué junio es el mes del orgullo LGBT?

¿Por qué junio es el mes del orgullo LGBT?

¿Alguna vez te has preguntado por qué precisamente en junio es el mes del orgullo y se celebra formar parte de la diversidad sexual? Aquí te lo contamos.

Cada vez con más naturalidad, las grandes marcas se pintan con los colores del arcoíris justo al empezar el mes de junio. Quizás lancen productos de edición especial o simplemente cuelguen una bandera multicolor en sus establecimientos, para mostrar que son aliados de la población lésbica, gay, bisexual y trans (LGBT).

Historia para no olvidar

Durante todo el mes, la comunidad LGBT se vuelve más visible, pues en muchas ciudades del mundo se organizan marchas o desfiles que reúnen tanto a las personas sexodiversas como a sus aliados y aliadas, ya sean amigos, familiares o simplemente la sociedad que cada vez es más abierta.

Pero sobra decir que esto no siempre fue así. La gente con orientación homosexual sufría violencia, discriminación y estigma, problemas que aún hoy no terminan, pero hace algunas décadas eran todavía más graves.

Durante el siglo XX, la atracción por personas del mismo sexo era muy criticada y, de hecho, perseguida en muchos países. El simple hecho de ser homosexual y reunirse con más homosexuales era motivo de persecución policiaca, por lo que eran comunes las redadas en los lugares de reunión como cafés, bares e incluso viviendas particulares.

Esta situación era la que imperaba en 1969, incluso en la vanguardista ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. Pero hay que recordar que el año anterior, 1968, fue un lapso de revueltas sociales, sobre todo encabezadas por estudiantes, que por primera vez se manifestaban masivamente contra las injusticias. Fue quizás este ambiente el que favoreció que surgiera el movimiento LGBT.

La revuelta

La madrugada del 28 de junio de 1969, el bar Stonewall Inn, en el famoso barrio de Greenwich Village, estaba atestado de gente. Para hombres gays, mujeres lesbianas, mujeres trans y drag queens, este era uno de los pocos espacios donde podían divertirse.

En aquel momento, muchos vivían su orientación en secreto, otros tantos habían sido expulsados de sus familias y sus comunidades, y otros más no tenían siquiera un hogar o un trabajo, debido a la discriminación.

Como muchas otras noches, comenzó una redada, pero algo fue diferente esta vez. Los asistentes, que estaban acostumbrados a ser detenidos, pagar multas y volver a encontrarse en algún otro bar más bien clandestino, esta vez dijeron no.

La resistencia a la policía fue firme, pero también festiva y bromista. Había periodistas, y las personas salían del local haciendo poses para las fotos. Pero todo cambió de tono cuando un policía comenzó a golpear a una mujer trans. La multitud, que superaba en número a los uniformados, empezó a lanzar piedras y botellas, y pronto los agentes del orden tuvieron que refugiarse dentro del Stonewall Inn.

Mientras esto sucedía, más y más personas LGBT se congregaron afuera. Aquello era surrealista: era la policía la que temía por su vida, mientras los siempre excluidos tenían el control. Fue tal el revuelo que aquella noche, de cientos de manifestantes, sólo unos pocos fueron detenidos.

El inicio de un movimiento

Pero esa noche no acabó todo. La comunidad supo que de lo que había sucedido debía nacer algo más grande. Así que se apresuraron a imprimir volantes, informando sobre los hechos e invitando a más gente a que regresara al Stonewall Inn al día siguiente y al siguiente, y así sucedió.

La policía siguió acudiendo al bar y así los disturbios continuaron por varios días. La gente LGBT resistía como podía, lanzando monedas o botellas, incendiando contenedores de basura y bailando y cantando alrededor de ellos, demostrando una unidad que ningún acto de autoridad podría romper.

Era su momento de decir basta, de recordar que la intimidad sexual no es asunto de nadie más –mucho menos de las autoridades– y de exigir igualdad de oportunidades para estudiar, trabajar y vivir como cualquier otro ciudadano.

De este movimiento surgió el Frente de Liberación Gay, una primera gran red de organizaciones más pequeñas que ya habían empezado a trabajar por los derechos de las minorías sexuales. Y de ahí, el movimiento se extendió a más y más países, hasta impulsar los derechos que se han conquistado recientemente.

Es por eso que el último sábado de junio de cada año se llevan a cabo los principales festejos de la diversidad sexual en las grandes capitales del mundo, como un recordatorio de que el amor es amor, sin importar la etiqueta que se le asigne.

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