Tratamientos para el VIH, una historia que aún no termina

Tratamientos para el VIH, una historia que aún no termina

El VIH ha sido uno de los mayores desafíos médicos de la historia reciente. Desde la aparición de los primeros casos, la comunidad científica mundial ha buscado la forma de detenerlo y, finalmente, vencerlo.

Hasta ahora, las mejores herramientas con las que se cuenta para evitar que cause daños a la salud son los medicamentos antirretrovirales. Éstos se llaman así porque el VIH es un tipo de virus llamado retrovirus (que tiene ARN como material genético y que al infectar a la célula lo convierte en ADN).

Pero los antirretrovirales (o ARV, abreviado) ya no son los mismos del inicio. La investigación científica ha permitido que los tratamientos sean cada vez más sencillos de tomar y con menos efectos adversos, para facilitar así que las personas se apeguen adecuadamente al tratamiento.

¿Cómo actúan los ARV?

“Los ARV son medicamentos que evitan que el VIH se reproduzca en cantidades exorbitantes cuando ya ha ingresado a nuestro cuerpo,”, explica el doctor Rubén Vásquez, de AHF Perú. “Así evitan que el virus ejerza un efecto sobre las defensas del cuerpo, sobre estas células de defensa que se llaman CD4”.

Como infectólogo especializado, el Dr. Vásquez describe la forma en que el VIH ataca a las células:

Los ARV actúan bloqueando alguno de los diversos pasos del ciclo reproductivo del virus. Por ejemplo, los medicamentos que evitan que la membrana del virus y la de la célula se fusionen se llaman inhibidores de fusión; los que impiden que el ARN del virus se transforme en ADN son los inhibidores de la (enzima) transcriptasa reversa, y aquellos que evitan que el virus ingrese al núcleo de la célula se llaman inhibidores de la (enzima) integrasa, por mencionar sólo algunos.

Para que el tratamiento del VIH funcione bien se deben usar varios de esos medicamentos para así inhibir la reproducción del virus en diferentes puntos de su ciclo. “En cada ciclo se forman lo que podemos llamar ‘virus hijos’, millones de ellos en cada ciclo, y estos virus que salen de esta célula van infectando a nuevas células, y así el crecimiento de la infección es exponencial”, pues cada célula infectada por un virus se vuelve, a su vez, “una fábrica de virus”.

Pero el reto no es sólo la cantidad de VIH en el organismo (que se suele medir en copias del virus por cada mililitro de sangre, o copias/mL) sino que “a veces estos nuevos virus no son idénticos al original, sino que van variando un poco”, expone el doctor Vásquez. “Por eso es que de alguna manera no se puede eliminar, no se puede matar al virus, porque muchos de esos ‘virus hijos’ no son exactamente iguales al virus original, al ‘virus madre’”.

Evolución de los tratamientos

Desde los primeros tratamientos, creados en las décadas de los ochenta y noventa, ha habido una evolución importante, considera el especialista. “Uno de los hitos más importantes, diría yo, es el buscar medicamentos menos tóxicos”. Cabe recordar que todos los medicamentos tienen eventos adversos, pero en el caso de los ARV el porcentaje de ellos era más alto al principio.

El primer ARV aprobado para tratar el VIH fue la zidovudina, más conocida como AZT. “La zidovudina ha salvado muchísimas vidas, eso hay que tenerlo claro, pero después de ella aparecieron medicamentos que tenían menos efectos adversos”. El medicamento que suplió a la zidovudina fue la estavudina y luego apareció el tenofovir, que hasta hoy sigue utilizándose como parte de los esquemas de tratamiento.

En 2006 o 2007, dice el médico, aparecieron medicamentos con menos efectos adversos, mejor tolerados, e incluso aparecieron medicamentos coformulados, lo cual fue otro parteaguas en el tratamiento del virus. “Antes el paciente necesitaba tomar 2 o 3 medicamentos en la mañana, en la tarde y en la noche, cada 8 horas tenía que tomar de 6 a 8 pastillas, y definitivamente había un tema de si iba a tolerar la medicación. Cuando aparecieron los coformulados era una sola dosis de una sola tableta, eso fue un avance importante, permitió que las personas se adhieran mejor al tratamiento”.

Pero aun así había algunos efectos adversos importantes. “Por ejemplo, hay un medicamento que ya no se usa mucho en Estados Unidos y Europa, pero en América Latina sigue siendo de primera elección; es el efavirenz, que es parte de un coformulado muy usado, pero tenía efectos secundarios que incomodaban mucho a las personas, como mareos, somnolencia o insomnio e intranquilidad”.

Ya en 2012 apareció un nuevo grupo de ARV llamados inhibidores de integrasa, que actualmente son parte de los esquemas de tratamiento en todo el mundo y cuyos efectos secundarios son mucho menores, y también se administran en una sola dosis de una sola tableta, se toleran mucho mejor e incluso tienen menores interacciones con otros medicamentos. “Porque el otro tema que vemos en Latinoamérica es que tenemos mucha tuberculosis y los medicamentos para tratar la tuberculosis también pueden ver afectada su efectividad cuando se toman con efavirenz o inhibidores de la proteasa”.

Tratamiento permanente

Hasta la fecha no se ha descubierto una cura para la infección por VIH, por lo que las personas que tienen el virus deben tomar el tratamiento todo el tiempo. Además, es muy importante que se tome puntualmente para evitar complicaciones como las que explica el médico.

Algunas personas pueden, por diversas razones, suspender el tratamiento o no tomarlo con regularidad, pero “esto puede llevar a que mi virus se haga resistente porque al alcanzar cierta concentración del medicamento, yo le pongo un techo a la reproducción del virus. La reproducción del virus es imperfecta, hay virus mutantes que no logro controlar”. Cuando se dejan de tomar los medicamentos, “ese techo se rompe y empiezan a aparecer más virus”, que además, serán resistentes al tratamiento que se estaba utilizando.

La resistencia viral hará necesario que se cambie el tratamiento ARV, y hay que señalar que “probablemente esa nueva medicación ya no será de dosis única, tengo que utilizar más dosis, hay algunas interacciones más, algunos efectos adversos que aparecen, entonces es importante explicar al paciente claramente que debe tomar todos los días su tratamiento”.

Conocer el pasado, mirar al futuro

De acuerdo con la perspectiva del doctor Vásquez, la importante evolución del tratamiento ARV ha ido facilitando la adherencia y ha mejorado la eficacia, pero el camino de la investigación todavía no ha terminado.

En 2019 y 2020 se desarrollaron nuevos medicamentos de aplicación por inyección intramuscular cada dos meses, lo que “también es una evolución importante que va a favorecer el acceso a tratamiento a aquellas personas que no toleran ir tomando medicación todos los días”.

La investigación médica sigue avanzando, “no con tanta intensidad como al inicio de la epidemia, pero hay algunas novedades interesantes”.

Pero mientras se logra un éxito definitivo contra la infección, es importante seguir enviando mensajes de prevención y de autocuidado, en especial a la población joven que no vivió en carne propia la crisis desatada por el sida en los años ochenta. 

El VIH no debe ser motivo de estigma y discriminación, pero tampoco debe ser subestimado, pues recibir un diagnóstico de este tipo puede alterar diversos aspectos de la vida. Por esto, el doctor Vásquez considera que deben seguir enviándose mensajes preventivos que deben ser claros y directos, para que las personas los asimilen adecuadamente.

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