
Venciendo el temor a la bata blanca
Hay personas que se ponen muy nerviosas al ir a una consulta médica. No sólo por las noticias que pueda recibir acerca de su salud, sino por lo que simboliza la o el especialista que está detrás del escritorio, con su bata blanca y sus títulos académicos colgados en la pared.
¿Sabías que existe la “hipertensión de bata blanca”?
Es una condición en la que la presión arterial de una persona se eleva cuando va a consulta, debido al estrés que experimenta. Este fenómeno puede llevar a diagnosticar con hipertensión a alguien que en realidad no la tiene.
Así de grande es el peso que tiene, para algunas personas, la figura médica. La relación de jerarquía que se ha establecido durante siglos indica que el doctor o doctora es quien sabe, mientras nosotros somos ignorantes. Si a esto le sumamos que con frecuencia nos hablan con términos técnicos que no conocemos y nos atienden de prisa porque tienen muchas otras personas que revisar, la comunicación real se vuelve más difícil de lograr.
Del lado de quien consulta, por ejemplo, muchas veces se miente. “¿Cuántas latas de soda toma usted al día?”, pregunta el doctor. “Dos”, responde Laurita, quien, en realidad, se debe un envase de dos litros de su soda favorita a lo largo del día.
Por el lado del especialista, muchas veces se establece un monólogo. “Yo soy quien analizará la información y quién tomará decisiones sobre el caso”, parecen pensar, a veces sin dar espacio para escuchar las inquietudes de la persona que los consulta.
Pero en el caso de condiciones de salud serias, como la infección por VIH, la comunicación real es esencial. Y no sólo para aportar al médico los datos relevantes, como los que se incluyen en los cuestionarios que nos hacen, sino también para comunicar dos cosas fundamentales: dudas sobre el tratamiento y malestares debido a él.
Recupera el control de tu salud
Si tienes dudas sobre cómo tomar tu medicamento, pregunta. No importa si ya te lo dijeron antes o si crees que tu pregunta sonará “tonta”. Vale más tener una certeza que usar el tratamiento de forma incorrecta y poner así en riesgo el control del virus en tu cuerpo.
Ya que los medicamentos antirretrovirales son de uso complejo, no dejes de informar a tu doctor o doctora sobre efectos indeseados. No temas ser “quejumbroso” si la náusea se está volviendo insoportable, si has desarrollado manchas en un pie o si tienes dolor apenas te rozan la piel. Todo es relevante y, sobre todo, tu bienestar es importante y no por vivir con una condición crónica debes vivir con temor a la bata blanca.
No se trata de una lucha de poder, sino de una estrategia en conjunto que te beneficiará al ayudarte a vivir una vida más plena.
En los centros y aliados de AHF Latam & Caribe tenemos consultas médicas gratuitas para nuestros pacientes que viven con VIH o tienen síntomas de ITS. Visita nuestra sección de Servicios y ubica tu centro por país. Escríbenos por WhatsApp o agenda una cita en línea.