
Y tú, ¿donarías tu cuerpo a la ciencia?
El desarrollo de tratamientos y vacunas a través de la investigación médica tiene un pilar fundamental: las personas que, voluntariamente, se someten a experimentos para saber si un fármaco determinado funciona o no para contrarrestar una enfermedad.
Tan sólo en la pandemia que el mundo está atravesando, habría sido imposible desarrollar las vacunas sin la participación de tantas y tantas personas que se inscribieron en un ensayo clínico, sin saber si la sustancia que recibirían los protegería del nuevo coronavirus o si, por el contrario, podría afectar su organismo de manera negativa.
De la misma forma ha transcurrido la investigación sobre el VIH y sus tratamientos o su posible cura. Si bien el protocolo científico exige que los estudios sean lo más seguros posible para las personas y que se les brinde a éstas toda la información para que puedan decidir si involucrarse o no en un experimento médico, hay mucho que agradecer a quienes se han expuesto al virus o a sus consecuencias a pesar de los riesgos.
El último regalo
Pero en la ciudad de San Diego, California, los investigadores Davey Smith y Sara Gianella están yendo un paso más allá: han pedido a las personas con VIH que donen su cuerpo al morir. Su estudio, llamado The Last Gift (El último regalo), se lleva a cabo en la Universidad de California-San Diego, y consiste en estudiar los cuerpos de personas con VIH al poco tiempo de que han perdido la vida, para así averiguar cómo se comporta el virus en sus reservorios, antes de que éstos empiecen a degenerarse.
Para esto, es necesario que la autopsia se haga lo antes posible y no esperar el tiempo protocolario de un fallecimiento normal. Además, involucra procedimientos específicos para buscar el VIH, que las autopsias normales no tienen. Por ello, han buscado inscribir a las personas que viven con el virus y que tienen alguna enfermedad grave o terminal, como cáncer o falla orgánica múltiple, para hacerles pruebas de monitoreo y tener esta información para comparar, una vez que fallezcan. Además, tener un registro de estos participantes permite a los investigadores actuar pronto para traer el cuerpo al laboratorio apenas la persona fallece.
El Dr. Smith y la Dra. Gianella –a quien se le ocurrió la idea– reconocen que al principio sonaba descabellada y hasta tétrica, pero después pudieron darle una mejor forma al proyecto, para así presentarlo a la comunidad de personas con VIH. La respuesta que obtuvieron, dicen, fue abrumadoramente positiva. Estas personas estaban muy dispuestas a colaborar con la ciencia si esto ayudaba a conocer más acerca de un virus que ha preocupado a la humanidad durante 40 años.
Recuerda que una manera de tener una vida larga y saludable es continuar con tu tratamiento antirretroviral. Si quieres iniciar tratamiento, tienes dudas o no puedes seguir con él, acércate con uno de nuestros consejeros. Ubica un centro AHF cerca de tu ciudad o región.