El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en el mundo, representando el 12.5% de todos los casos de cáncer. Si vives con VIH, es importante que sepas que tu condición no te hace más vulnerable al cáncer de mama, pero tampoco disminuye tu riesgo, de manera que procurar una detección temprana podría salvar tu vida, exactamente igual que sucede con las personas sin VIH.
La relación entre VIH y cáncer de mama
De acuerdo con Aidsmap.com, quienes viven con el virus presentan tasas más altas de cáncer, aunque se ven más afectados por algunos tipos en específico, como el linfoma no Hodgkin, el sarcoma de Kaposi, el cáncer de pulmón o el cáncer anal.
Una posible explicación a lo anterior es que cuando el sistema inmunológico funciona de manera normal, actúa suprimiendo el crecimiento anormal de células que se da en el cáncer. La presencia del VIH y el daño que le causa al sistema inmunológico pueden afectar la capacidad del cuerpo para evitar que algunos cánceres crezcan. En especial el linfoma no Hodgkin y el sarcoma de Kaposi son neoplasias que se presentan sólo cuando el sistema inmunológico está debilitado.
Es así que el cáncer de mama no es más frecuente en mujeres que viven con VIH en comparación con aquellas que no lo tienen. Sin embargo, si es el más común a nivel mundial, por consecuencia es bastante frecuente en quienes viven con VIH. Por eso, lo mejor será poner atención en el bienestar de tus pechos.
Los malos hábitos favorecen el cáncer de mama
Existen factores de riesgo general que favorecen el desarrollo de cáncer de mama, pero cuando vives con VIH, dichos factores deben ser considerados desde esta perspectiva.
Por ejemplo, el consumo de alcohol es un factor de riesgo tanto para el cáncer de mama como para complicaciones en personas con VIH. El consumo excesivo puede debilitar el sistema inmunológico y afectar la eficacia del tratamiento antirretroviral. Además, el alcohol está relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama debido a su impacto en los niveles hormonales.
Otro factor de riesgo cada vez más común es el sobrepeso. Toma en cuenta que las personas con VIH que están bajo tratamiento antirretroviral pueden experimentar cambios metabólicos que incrementan el riesgo de sobrepeso y obesidad, los cuales a su vez son factores de riesgo para desarrollar cáncer de mama. Esto se debe a que el tejido adiposo (la grasa acumulada en el cuerpo) produce estrógenos, unas hormonas que pueden promover el crecimiento de células cancerígenas.
Finalmente, el sedentarismo es otro factor de riesgo tanto para el cáncer de mama como para complicaciones en la salud general de todas las personas, con y sin VIH. La actividad física puede ayudar a controlar el peso, mejorar la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmunológico.
Como ves, los factores de riesgo son comunes para las personas sin importar su estatus de VIH, pero si vives con el virus es posible que tengas que abordar estos retos de forma distinta que alguien que no lo tenga.
Conócete muy bien
Tu equipo de atención médica puede orientarte sobre qué exámenes hacerte y cada cuándo para estar pendiente de que no aparezca el cáncer de mama. La prueba más precisa actualmente es la mastografía, aunque también podrían recomendarte una ecografía o una resonancia magnética. Estos exámenes son diferentes y se usan de forma complementaria, ya que brindan distintos datos sobre el estado de las mamas.
Además de las revisiones médicas, es recomendable que conozcas muy bien la forma, tamaño y tacto de tus pechos, para que en caso de que surja algún cambio o alteración, puedas identificarlo fácilmente.
Para familiarizarte con tus senos, obsérvalos frente al espejo en diferentes posturas (con tus brazos en las caderas y luego con los brazos levantados), pálpalos mientras estás de pie y luego acostada, y finalmente aprieta tus pezones para verificar que no haya ningún líquido extraño (como algo acuoso, lechoso, amarillento o sangre).
Al mirar y tocar, asegúrate de que no haya zonas hinchadas, hoyuelos, pliegues o bultos en la piel. También es signo de alerta si un pezón se hunde en lugar de sobresalir, o si ves enrojecimiento, sientes dolor o percibes sarpullido.
El cáncer de mama no espera
Si observas algo de lo anterior, acude a consulta y pide que te examinen. Además, haz todas las preguntas que tengas. La buena noticia es que los bultos o áreas irregulares son frecuentes en las mamas, y la mayoría de los bultos resultan ser benignos (no cancerosos). Entre las posibles causas de bultos benignos están los cambios hormonales o alguna lesión.
El cáncer de mama es una enfermedad que puede costar vidas, pero que se trata con éxito cuando se detecta de forma oportuna. Poner atención a tu cuerpo para poder identificar cualquier signo irregular.
Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe tenemos servicios de VIH gratuitos, profesionales, en un ambiente de respeto y confidencialidad. Si quieres hacerte una prueba de VIH o necesitas condones, localiza nuestras oficinas en tu país o escríbenos por Whatsapp y te atenderemos.