Los hombres trans en Estados Unidos tienen una tasa más alta de VIH que la población general de ese país. Esto parece ser principalmente impulsado por aquellos que tienen relaciones sexuales con hombres cisgénero. Así lo descubrió un estudio publicado en el Journal of the International AIDS Society.
Se estima que la prevalencia de VIH entre los hombres trans en Estados Unidos va del 0 al 4%; sin embargo, no ha habido estudios en ese país que investiguen la prevalencia de VIH desglosada según el género de sus parejas sexuales.
Una población poco visible
De acuerdo con el equipo de investigación, varios estudios han demostrado una prevalencia elevada de VIH entre las mujeres trans; sin embargo, se han realizado pocos estudios entre hombres trans.
Aunque los datos sobre los hombres trans siguen siendo limitados, el reciente brote de mpox (antes conocida como viruela del mono) muestra que muchos hombres trans tienen relaciones sexuales con hombres gays y bisexuales, lo que sugiere que tienen un mayor riesgo de exposición al VIH.
Como lo reporta el sitio web de POZ, una revista especializada en VIH, los cálculos de la prevalencia de VIH entre los hombres trans llegan hasta el 4%, pero estudios anteriores en Estados Unidos no habían desagregado a los participantes según el género de sus parejas sexuales.
El objetivo de este estudio fue analizar este y otros factores relevantes, como los socio-demográficos y el haber tenido un proceso de reafirmación de género, tal como la terapia hormonal o cirugías.
Características de los participantes trans
El estudio fue una revisión retrospectiva de expedientes de todos los usuarios trans de una clínica dedicada a atender personas de la diversidad sexual de la ciudad de Nueva York, entre enero de 2009 y diciembre de 2010. Los datos incluyeron variables como sexo asignado al nacer, género actual, raza/etnia, nivel educativo, empleo, vivienda, estado del seguro médico, sexo y género de las parejas sexuales, detección y estatus de VIH, y proceso de reafirmación de género.
El análisis incluyó a 577 hombres trans. La edad promedio fue de 32 años. Poco más de la mitad (55%) eran blancos, seguidos por un 14% de personas negras y un 12% de personas latinas. La mayoría (79%) había recibido testosterona y 42% se había sometido a al menos una cirugía de afirmación de género, principalmente la extirpación de los pechos.
La mayoría (64%) dijo tener al menos una pareja sexual femenina cisgénero (es decir, no transgénero), mientras que 32% informó tener al menos una pareja masculina cisgénero; un 9% tenía solo parejas masculinas cisgénero.
El índice de detección del VIH fue «subóptimo», ya que menos de la mitad de los participantes (43%) se habían hecho la prueba alguna vez. El porcentaje de quienes sí se habían realizado de pruebas fue mayor entre hombres trans negros que entre hombres trans blancos. Este bajo índice fue inesperado, señalaron los autores, en un centro de salud especializado con un programa sólido de VIH, donde todo el público usuario tiene buen acceso a servicios de detección de VIH.
Presencia del VIH en trans
De las 250 personas que se realizaron la prueba, siete resultaron positivas a VIH, lo que representa una prevalencia general de VIH de alrededor de 2.8%, “notablemente más alta que la prevalencia en la población de Estados Unidos”, informó el equipo de investigación.
La prevalencia fue aproximadamente el doble en hombres trans que tenían relaciones sexuales con hombres cisgénero en comparación con aquellos que tenían relaciones sexuales con mujeres cisgénero (3.5% vs. 1.8%, respectivamente).
La prevalencia fue más alta entre los hombres trans que dijeron tener relaciones sexuales sólo con hombres cisgénero, alcanzando el 11%. Sin embargo, es probable que los números sean demasiado pequeños (dos casos positivos de 18 personas examinadas) para considerar esta diferencia significativa en comparación con los participantes que informaron cualquier tipo de relación sexual con hombres cisgénero.
Aunque se ha estimado una baja prevalencia de VIH entre hombres trans, el estudio concluyó que los resultados fueron diferentes cuando se estratificaron según el género de las parejas sexuales. Estos resultados resaltan la necesidad de comprender el riesgo de VIH entre los hombres trans y de poner una atención especial en aquellos que tienen relaciones sexuales con hombres cisgénero, lo que también permite una mejor inclusión de este grupo en los esfuerzos de prevención del VIH.
Estos datos confirman que el riesgo de adquirir el VIH no tiene que ver con la identidad de género, ni siquiera con la orientación sexual, sino con las prácticas sexuales que lleva a cabo cada persona. Por esto, los esfuerzos de detección deben considerar todas las posibilidades y estar al alcance de la mayor cantidad de personas posible.
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