Un nuevo año es un nuevo comienzo y una oportunidad para aprender. Romper con los estigmas que rodean al VIH suena como una excelente resolución para 2025, para así poder generar un cambio de mentalidad que beneficie a toda la comunidad.
El estigma y la discriminación asociados al VIH siguen siendo barreras que impiden que muchas personas busquen apoyo, se realicen pruebas o inicien tratamiento. Es momento de derribar mitos y prejuicios para iniciar el año construyendo una sociedad informada y libre de discriminación.
Si crees que es una tarea demasiado grande, no te preocupes, hay que ir paso a paso para derribar los mitos, y eso sólo se logra con información. ¿Por qué no revisamos las ideas erróneas sobre el VIH que todavía se escuchan por ahí?
“El VIH significa muerte”
La muerte es uno de los estigmas más dañinos que arrastra el VIH, aún después de 40 años de su aparición. La realidad está muy lejos de esa creencia. Hoy en día el virus, con el tratamiento adecuado, se ha convertido en una condición crónica manejable. Los medicamentos antirretrovirales permiten que las personas con VIH vivan tanto como aquellas que no tienen el virus, llevando vidas plenas y saludables.
Además, el tratamiento tiene un beneficio adicional a nivel de la comunidad, ya que reduce la carga viral a niveles indetectables, y esto hace imposible la transmisión del virus a otras personas, un principio conocido como Indetectable = Intransmisible (I=I).
“Sólo ciertas personas están en riesgo de adquirir VIH”
Otro prejuicio común es creer que el VIH afecta únicamente a ciertos grupos de personas, como personas LGBTQ+, trabajadoras y trabajadores sexuales o personas que usan drogas inyectables. Ya que muchas de estas poblaciones ya estaban estigmatizadas, se percibe al VIH como una posible “consecuencia” de comportamientos que todavía son juzgados socialmente.
Sin embargo, la verdad es que cualquier persona que tenga prácticas sexuales sin condón puede estar en riesgo. También es así para quienes compartan o tengan contacto con equipo de inyección no estéril, por cualquier circunstancia. Creer que el VIH sólo llega a algunas personas no sólo estigmatiza a comunidades específicas, sino que también genera una falsa sensación de seguridad en quienes están fuera de esa comunidad.
“No se puede convivir con alguien que vive con VIH”
La convivencia cotidiana con una persona que vive con VIH no representa ningún riesgo para los demás. El VIH no se transmite por abrazos, besos, compartir utensilios de cocina o usar el mismo baño.
El temor de vivir o trabajar con alguien con VIH es irracional y no tiene una base científica, pero contribuye a aumentar el aislamiento social de las personas con esta condición, afectando su salud mental y su bienestar emocional.
Para desechar estigmas, empieza por la educación
La desinformación alimenta el miedo, pero una búsqueda rápida en fuentes confiables puede aclarar cualquier duda. Hablar abiertamente sobre VIH y sobre sexualidad en general ayuda a normalizar estas conversaciones y a reducir el estigma.
Romper con los estigmas es un gran propósito para el año nuevo. Cambiar nuestra mentalidad no solo beneficia a las personas que viven con VIH, sino que también nos convierte en agentes de cambio en la comunidad. Construir una sociedad inclusiva y libre de discriminación es tarea de todos.
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