Una proporción significativa de personas mayores que viven con VIH está tomando fármacos que no necesita, lo cual podría aumentar su riesgo de caídas y confusión. Así lo descubrió un grupo de investigación de España, tras revisar estudios sobre la prescripción de medicamentos en personas mayores con este virus.
La revisión, publicada en la revista médica Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, resalta la importancia de realizar controles periódicos de los medicamentos para garantizar que sean idóneos en relación con la condición médica actual de la persona.
Además, el estudio destaca que algunos medicamentos utilizados para tratar la ansiedad y la depresión podrían estar siendo recetados por periodos más largos que los recomendados, señala el portal del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH).
Riesgo de deterioro cognitivo
A menudo se asocia la edad mayor con múltiples enfermedades, por lo que las personas comienzan a tomar (o a recibir prescripción de) medicamentos para controlar los diversos problemas de salud.
Sin embargo, aunque el uso de medicamentos en personas mayores ofrece beneficios, no está libre de riesgos. Entre los fármacos que podrían generar problemas graves se encuentran los anticolinérgicos, como antidepresivos del tipo tricíclico, antihistamínicos, antipsicóticos, antiepilépticos, antidepresivos del tipo inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y analgésicos.
Todos estos medicamentos, utilizados para diversas afecciones en personas de edad avanzada, como asma, incontinencia urinaria, hipertensión, trastornos respiratorios, efectos secundarios de ciertos medicamentos y algunos síntomas del Párkinson, bloquean la acción de la acetilcolina, un mensajero químico, lo que puede contribuir a riesgos como caídas, fracturas, delirio y deterioro cognitivo.
En el contexto específico de personas mayores con VIH, se observa un aumento en la prescripción de medicamentos debido a condiciones de salud asociadas con el envejecimiento acelerado en este grupo, el cual ha sido demostrado en diversas investigaciones.
La carga anticolinérgica, es decir, el potencial anticolinérgico acumulado que resulta de la ingesta de múltiples medicamentos, es un factor importante de riesgo de caídas y fracturas, delirio y deterioro cognitivo en la población de edad avanzada.
Una alta carga de anticolinérgicos se asocia con un mayor riesgo de muerte en las personas mayores. También se asocian con un mayor riesgo de deterioro neurocognitivo y caídas en personas mayores, además de que el uso de múltiples medicamentos puede provocar síndrome anticolinérgico, en el que las personas desarrollan confusión, agitación e inquietud.
La importancia de desprescribir
La revisión de estudios fue realizada por el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid e identificó que entre el 20% y el 45% de las personas mayores con VIH están tomando medicamentos que son potencialmente perjudiciales para ellas, como benzodiacepinas e hipnóticos, que se usan para aliviar la ansiedad y el insomnio.
La investigación destaca la práctica de “deprescripción” como una estrategia para reducir riesgos asociados a la polifarmacia. Este proceso implica una revisión sistemática de la medicación que toma una persona, con el objetivo de optimizar la relación riesgo-beneficio. En el caso de personas mayores con VIH, la deprescripción se vuelve crucial, considerando la necesidad de tratar diversas condiciones asociadas al envejecimiento.
Además, se señala que las benzodiacepinas, recetadas comúnmente para la ansiedad y el insomnio, están asociadas con deterioro neurocognitivo y caídas graves en personas con VIH. La revisión subraya la importancia de hacer conciencia sobre la prescripción adecuada de estas sustancias, limitándolas a periodos cortos y promoviendo la desprescripción cuando sea necesario.
En términos de intervenciones para reducir la prescripción innecesaria, se identificaron estudios que respaldan la revisión periódica de medicamentos, realizada por profesionales de la salud, como una medida eficaz. Además, se destaca la importancia de mejorar la conciencia sobre la prescripción inadecuada y la desprescripción de benzodiazepinas, así como la necesidad de adaptar herramientas existentes para identificar problemas específicos en personas con VIH.
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