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Amor LGBT: Brad y George Takei llevan juntos 40 años

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Sheila

El amor LGBT es una de las razones por las que se celebra junio como Mes del Orgullo. Se trata de hacer visibles las historias como la de Brad y George Takei, que se enamoraron, se comprometieron y han compartido la vida durante cuatro décadas.

Lo único que distingue a estas parejas es que esos lazos se han establecido entre dos personas del mismo género.

De Star Trek al activismo

Star Trek es una serie de ciencia ficción creada por Gene Roddenberry que se estrenó en la televisión en 1966. Seguía las aventuras de la nave estelar USS Enterprise bajo el mando del capitán James T. Kirk y su tripulación, que exploraba nuevos mundos y civilizaciones en el espacio.

La serie abordó temas sociales y políticos relevantes de la época, como el racismo, la guerra y la coexistencia pacífica, utilizando la ciencia ficción como un medio para reflexionar sobre problemas reales. Su enfoque innovador y progresista, junto con personajes icónicos y relatos de aventuras espaciales, fueron la clave para que quedara marcada en más de una generación.

En esta serie fue como llegó a la pantalla George Takei, un actor, autor y activista estadunidense, que hizo el papel del teniente Hikaru Sulu. Takei ha trabajado en cine, televisión y teatro, pero su actuación como Sulu lo convirtió en un ícono dentro del universo de Star Trek.

Además de su carrera actoral, George Takei es un defensor de los derechos de la diversidad sexual y ha hablado muy abiertamente acerca de su etapa de internamiento en un campo de concentración en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, debido a su origen japonés.

Un amor LGBT que sobrevive al tiempo

A principios de este 2024, George Takei y su esposo Brad sostuvieron una extensa entrevista con la revista The Advocate. En ella, charlaron sobre sus vidas antes de conocerse, incluyendo el tiempo de Brad como periodista y la infancia de George en los campos de concentración de japoneses-americanos y, por supuesto, más tarde, su tiempo en Star Trek.

Los esposos también se sinceraron sobre su noviazgo, que comenzó cuando el VIH recién empezaba en las comunidades gay de Estados Unidos. George y Brad se conocieron en un club de corredores LGBT de Los Ángeles, California, y cuando se hicieron pareja, se comprometieron a la monogamia, es decir, a relacionarse exclusivamente uno con el otro en el aspecto sexual.

Ambos habían sido sexualmente activos antes, lo cual, de hecho, los había puesto en riesgo de adquirir el VIH en aquellos primeros días.

Un compromiso los alejó del VIH

“La cúspide del sida estaba ocurriendo en ese momento”, dice Brad sobre la época en que se conocieron y en la que esta nueva afección era una grave amenaza, pues no existía ningún tratamiento. “Las conversaciones con tus amigos y amigas gay eran: ‘¿Diste negativo en la prueba?’”.

Brad relata que George y él ya habían iniciado su relación antes de conocer su estatus de VIH. Por ello, recuerda, habían practicado sexo seguro “porque no había manera de saber si tenías el virus o no”. Finalmente, se hicieron la prueba y ambos dimos negativo, lo cual fue un gran alivio. Luego, su relación se profundizó.

George relata una ocasión en que visitó a su amigo Randy, quien vivía con el VIH, en el hospital. Describe su habitación como poco más que un armario para escobas. “Estaba temblando y en posición fetal”, mientras las enfermeras estaban afuera charlando. George les gritó que le trajeran una manta. “Estaba furioso”, dice.

“Decenas de nuestros amigos fallecieron durante ese periodo”, dice Brad. “El hecho de que aún estemos vivos es una bendición, porque ¿por qué no di positivo? Fui sexualmente activo con múltiples parejas [antes de conocer a George]. Suerte”.

Durante las cuatro décadas siguientes, la pareja se ha mantenido monógama y explica que esa decisión se arraigó desde que comenzaron a salir.

“Creo que porque cimentamos nuestro vínculo durante la era del sida, siempre establecimos la fidelidad sexual como uno de los pilares de nuestra relación y hemos sido muy felices en esa categoría”, dice Brad, enfatizando que esto funciona para ellos, pero no tiene por qué ser una regla en el amor LGBT.

Aclaró que no por haber tomado esa decisión tienden a juzgar a otras personas que hacen otros acuerdos. “[Juzgar] no es algo que hagamos.”

Una historia de amor LGBT como muchas otras

La historia de Brad y George Takei (ambos llevan el apellido japonés luego de contraer matrimonio) es sólo una de las muchas que se construyen día a día entre personas LGBT. El momento en que se conocieron y los compromisos que establecieron son aquellos que les funcionaron como pareja, aunque no tienen por qué ser los indicados para alguien más.

Lo importante de su testimonio es saber que el amor LGBT existe y puede ser tan duradero como cualquier otro. Además, es una forma de vivir tan válida como las demás.

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