Es más útil que las decisiones sobre la salud sexual, pequeñas o grandes, se tomen con base en datos científicos y no en la moral. Aquí damos algunas razones.
La moral es subjetiva, la salud sexual es objetiva
Lo que se considera moralmente correcto varía entre culturas y personas, pero la salud sexual tiene bases científicas y médicas consensuadas.
Cuando hablamos de sexualidad, muchos mitos siguen cimentados en valores morales que ya están lejos de las creencias de la mayoría de personas. Sin embargo, siguen pesando y generan estigma. Muchas personas evitan hacerse pruebas de ITS o hablar abiertamente sobre su vida sexual por temor a ser juzgadas bajo una cierta mirada moral. Nadie gana con ello.
Por otro lado, hay suficiente conocimiento científico y bien validado para que las personas en lo individual puedan tomar decisiones adecuadas para su salud sexual. Esto aplica también para quienes trabajan por la salud y la educación. No deben imponer valores subjetivos, sino atenerse a los lineamientos de salud basados en evidencia.
La culpa es inútil, la responsabilidad es productiva
Es crucial promover la idea de que hacerse pruebas y cuidar la salud sexual es una responsabilidad, no una cuestión de moralidad.
La culpa es la herramienta favorita de la moralidad que recibimos la mayoría de personas crecidas en América Latina o El Caribe. No estamos ajenos a ella. Torturarse con lo que “debí haber hecho” o “debería hacer” solo resta energía y paraliza a menudo la toma de decisiones para el bienestar.
Por otro lado, valorar el bienestar o la salud que algunas decisiones traen a nuestra vida, o lo que podemos ganar al aplicar esas decisiones, es más productivo.
Y las buenas decisiones sobre la salud sexual se toman con un buen acceso a información integral de buena calidad sobre sexo y sexualidad, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). De ese lado, también conocer los riesgos y vulnerabilidades que tenemos frente a nuestra salud sexual.
Nadie puede imponerte sus valores en los servicios de salud
En todos los países de América Latina y El Caribe se han firmado compromisos con los derechos humanos. Eso respalda que nadie en el personal de salud puede intentar juzgarte o negar un servicio por sus creencias personales.
Su atención debe ser profesional e imparcial frente a tu vida: identidad de género, preferencias afectivas, origen étnico o nacional. No debe juzgar si vives o no con VIH o cuántas parejas sexuales tienes. Tampoco puede ponerte mala cara por lo que hagas en tus fines de semana. Vaya, ni siquiera, por tu equipo de fútbol.
Las sugerencias que te haga sobre alguna modificación en tus prácticas o estilo de vida son válidas, en tanto tengan base en la ciencia para mejorar tu bienestar.
Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe tenemos servicios de salud sexual gratuitos, profesionales y confidenciales. Si quieres hacerte una prueba de VIH o para otras ITS o si buscas condones sin costo, acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y conócenos.