La hepatitis viral cobra alrededor de 3,500 vidas cada día en todo el mundo. Así lo reveló el Informe Global de Hepatitis 2024 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto significa que el número de vidas perdidas debido a la hepatitis viral está en aumento.
Dicha enfermedad, causada por diversos tipos de virus, es la segunda causa de muerte por infección a nivel mundial, con 1.3 millones de muertes al año. Se calcula que está al mismo nivel de la tuberculosis entre las principales causas infecciosas de muerte.
El objetivo es la eliminación
El informe (en inglés), publicado en abril pasado, destaca que a pesar de tener mejores herramientas para el diagnóstico y el tratamiento, las tasas de cobertura de pruebas y tratamientos se han estancado.
Hay que recordar que la OMS se planteó como objetivo la eliminación de la hepatitis viral para 2030. Esto “aún debería ser posible, si se toman acciones rápidas ahora”, declaró el organismo en un comunicado de prensa.
El informe incluye datos de 187 países que muestran que el número estimado de muertes por hepatitis viral aumentó de 1.1 millones en 2019 a 1.3 millones en 2022. De estas, el 83% fueron causadas por hepatitis B y el 17% por hepatitis C. Además, cada día, 3,500 personas mueren en todo el mundo debido a infecciones por hepatitis B y C.
¿Qué es la hepatitis viral?
La hepatitis viral es una enfermedad infecciosa, que puede ser causada por diferentes virus que afectan principalmente al hígado. Los virus de la hepatitis más comunes son el A, B, C, D y E, cada uno de los cuales puede provocar una variedad de síntomas y complicaciones, desde infecciones leves hasta enfermedades graves y crónicas que pueden desencadenar cirrosis o cáncer de hígado.
La hepatitis viral se transmite de diversas maneras, dependiendo del tipo de virus. Por ejemplo, los virus A y E se transmiten principalmente a través de alimentos o agua contaminados, mientras que los virus de la hepatitis B, C y D se transmiten a través de la sangre y otros fluidos corporales.
Hepatitis viral y VIH
Los virus de hepatitis tipo B, C y D comparten algunas vías de transmisión con el VIH, como el contacto con sangre que tenga virus, el uso de agujas contaminadas y las relaciones sexuales sin protección. Por esto, es común que el personal médico haga pruebas de hepatitis a las personas que son diagnosticadas con VIH.
Las personas que viven con VIH tienen un mayor riesgo de coinfección con hepatitis B o C, lo que puede complicar el manejo y tratamiento de ambas infecciones. La coinfección puede causar que la enfermedad hepática progrese más rápido, aumentando el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado. Además, el tratamiento de pacientes con ambos virus requiere una coordinación cuidadosa para evitar interacciones de medicamentos y para asegurar que ambos virus sean controlados de manera efectiva.
El reto de un alto crecimiento
Las estimaciones actualizadas de la OMS indican que en 2022, 254 millones de personas vivían con hepatitis B y 50 millones con hepatitis C. La mitad de las infecciones crónicas por hepatitis B y C se encuentra entre personas de 30 a 54 años, y un 12% entre personas menores de 18 años.
En todas las regiones del mundo, sólo el 13% de las personas que viven con infección crónica por hepatitis B habían sido diagnosticadas y aproximadamente el 3% (7 millones) habían recibido tratamiento a finales de 2022. En cuanto a la hepatitis C, el 36% había sido diagnosticado y el 20% (12.5 millones) había recibido tratamiento.
Estos resultados están muy por debajo de los objetivos globales de tratar al 80% de las personas que viven con hepatitis B y C crónicas para 2030. Sin embargo, indican una mejora ligera pero constante en la cobertura de diagnóstico y tratamiento desde las últimas estimaciones reportadas en 2019.
Específicamente, el diagnóstico de hepatitis B aumentó del 10% al 13% y el tratamiento del 2% al 3%, y el diagnóstico de hepatitis C del 21% al 36% y el tratamiento del 13% al 20%.
La hepatitis viral tiene tratamiento
A pesar de que existen medicamentos genéricos asequibles para la hepatitis viral, muchos países no los adquieren a estos precios más bajos. La OMS observa disparidades de precios tanto entre como dentro de las regiones
Además, la prestación de servicios de salud sigue siendo centralizada y vertical, y muchas poblaciones afectadas aún enfrentan gastos de su propio bolsillo para los servicios de hepatitis viral. Solo el 60% de los países incluidos en el documento ofrecen pruebas y tratamiento de hepatitis viral de forma gratuita (total o parcial) en el sector público.
Así, el financiamiento para la hepatitis viral, tanto a nivel global como dentro de los presupuestos de salud de los países, no es suficiente. Por eso, el informe de la OMS “busca arrojar luz sobre estrategias para que los países aborden estas inequidades y accedan a las herramientas a los precios más asequibles disponibles”.
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