Mira, el consentimiento hace la vida más sabrosa

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Sheila

Consentimiento, hay que aprender a darlo y a recibirlo. No es no. Sí es sí, pero se vale parar y decir no. Y hay algunos momentos donde debemos decir no.

Hasta hace relativamente poco tiempo en la historia humana, se asumía que cualquier cosa daba permiso para avanzar, o forzar, una relación sexual. Una falda, una camiseta entallada, una visita al bar, una noche oscura, una invitación al dormitorio… alto. Hoy así no funcionan las cosas. Y, en realidad, nunca debieron funcionar así.

El respeto a los derechos de las personas, especialmente mujeres y a quienes forman parte del arcoiris LGBTIQ+ tiene un lugar. Y en las relaciones personales estamos aprendiendo que un no es no durante el jugueteo o a media relación sexual.

Así es el consentimiento: claro, explícito, y reversible. Una vez que la persona quiere parar, incluso después de haber dicho que quiere, cualquier acción debe parar. Y aprendamos que ese rechazo puede ser frustrante, pero nada nos va a pasar.

Pide lo que quieres y checa que tienes un… ¡sí!

Todo está que arde: oscuro, caliente que la piel se quema. Y de pronto escuchas un: «¡Para, mejor no!».

Así es, mejor no. Es mejor si las personas hacen lo que realmente quieren hacer. Más placentero. Y seguir cuando la otra persona ha dicho no, te pone en una situación de cometer agresión sexual. ¿Cómo evitar llegar a ello?

Donde hay relaciones abiertas y muy claras, es más sencillo conocer los gustos y límites desde antes de los momentos eróticos. ¿Qué te parece si tú y yo… no sé piénsalo? Y atiende a la respuesta.

Ya en el momento, es mejor ir paso a paso: Por ejemplo, ¿será que te puedo desvestir? Y atiende a las señales físicas: la pareja no está allí, se ve incómoda, no está sintiendo rico… te está diciendo que no.

Si en tu historia personal has tenido dificultades con los rechazos personales, quizá es un buen momento para buscar un espacio de escucha profesional.

El consentimiento se da con claridad y libertad

En la mayoría de las sociedades latinoamericanas hablar directamente sobre sexo puede sentirse raro, pero no es imposible. Sé una persona valiente y amorosa para decir «no quiero pasar de esto». No es no, al inicio de la cita –virtual o presencial– o en medio de un tremendo momento sexual tienes derecho a parar. Sin culpa, ni disculpas.

Se vale querer algo en esta vida y cambiar de opinión.

Muy seguramente nos educaron con frases que disminuyeron nuestro valor propio. Que nos hacen pensar que debemos decir sí a cosas que nos desagradan, o incluso lastiman, con tal de que nos quieran. Es falso, no importa quién seas o dónde estés, tienes derecho a decir no.

Tal vez sientes que pierdes cuando le das un no a alguien, especialmente si es una pareja o prospecto de pareja. Busca espacios profesionales donde te apoyen para conocerte mejor y tus límites.

Cuando es mejor decir no aunque te hayan dado un sí

Hay momentos en que debemos poner distancia, aunque hayamos oído que sí. Aquí algunos ejemplos:

  • Si estás frente a una persona en la infancia o adolescencia.
  • Si estás frente a alguien de tu alumnado o que supervisas en el trabajo.
  • Si estamos frente a alguien que ha consumido suficiente alcohol u otra droga para saber que no está en «sus cinco sentidos».
  • Si la persona está dormida o inconsciente.

¡Suenan las alarmas de tu interior! Atentas contra los derechos de las personas y por eso es delito.

Nos interesa promover la salud sexual. Tu salud sexual. Queremos que el mundo sepa que las relaciones positivas son buenas para la salud. Relaciones donde haya consentimiento y abunde el placer. Donde se sienta confianza, bienestar y seguridad personal.

No dudes en buscar más información o acudir a nuestros centros de salud en 12 países para resolver cualquier duda sobre tu salud sexual, especialmente si quieres prevenir o tener una prueba y diagnóstico de VIH u otras infecciones de transmisión sexual. Todo es gratis, sin discriminación y prejuicios, en espacios completamente seguros.