Mucha gente cree que, con sólo mirar a alguien, puede saber si tiene VIH. Esto porque durante mucho tiempo se ha creído que el virus provoca signos visibles, y que una persona que lo tiene en su organismo se ve frágil, delgada o pálida. Sin embargo, esta creencia es completamente falsa y sólo refuerza estigmas que afectan la vida de quienes viven con el virus.
Hoy en día, con los avances en el tratamiento, las personas con VIH pueden llevar vidas saludables, activas y plenas, sin que nadie pueda notar que tienen el virus tan solo por su apariencia. No hay una “cara del VIH” ni síntomas físicos visibles en quienes reciben atención médica adecuada. De hecho, muchas personas viven con VIH durante años sin saberlo, porque el virus no siempre presenta señales evidentes.
La única forma de saber si alguien vive con VIH es a través de una prueba específica. No es posible determinarlo con sólo mirar. Además, asumir que una persona tiene o no problemas de salud con base en su aspecto contribuye a la desinformación y la discriminación.
El VIH no tiene una cara
El mito de que el VIH es identificable a simple vista proviene de los primeros años de la epidemia, cuando aún no existía un tratamiento efectivo. En los años ochenta y noventa, muchas personas desarrollaban el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es decir, la etapa más grave desencadenada por el VIH. Esto sí generaba síntomas visibles, como pérdida de peso extrema, infecciones en la piel y fatiga constante.
Sin embargo, en la actualidad, gracias a los medicamentos antirretrovirales, el VIH es manejable, y quienes lo viven pueden mantener su salud sin complicaciones mayores.
Recuerda también que el VIH no discrimina. Puede estar presente en personas de cualquier edad, género, orientación sexual o estilo de vida. No importa si alguien se ve fuerte, delgado, saludable o decaído, el virus no es visible y no se manifiesta de una manera obvia. Muchas personas con VIH tienen cuerpos atléticos, trabajan, estudian, viajan y hacen ejercicio sin ningún problema.
Además, el hecho de creer que el VIH se nota refuerza los prejuicios. Muchas personas no se hacen la prueba porque piensan que si se ven bien, entonces no pueden tener el virus. Esto es un error que puede poner en riesgo su salud, ya que detectar el VIH a tiempo es clave para acceder al tratamiento y mantener una buena calidad de vida.
Vida saludable y activa con VIH
Otra creencia equivocada es pensar que una persona con VIH no puede tener una vida sexual activa o que, si tiene pareja, inevitablemente transmitirá el virus. La realidad es que quienes toman su tratamiento correctamente y logran una carga viral indetectable no pueden transmitir el VIH a sus parejas, incluso si no usan condón. Este concepto se conoce como “Indetectable=Intransmisible” (I=I) y ha sido respaldado por la comunidad científica en todo el mundo.
Esto significa que una persona con VIH que sigue su tratamiento puede disfrutar de su vida sexual con tranquilidad, ya sea en una relación estable o con parejas ocasionales. El VIH no tiene por qué ser una barrera para la intimidad ni para el deseo. Con información adecuada, todas las personas pueden tomar decisiones responsables sobre su salud sexual sin caer en el miedo o la discriminación.
Pero no sólo hablamos de la vida sexual. Una persona con VIH en tratamiento puede hacer deporte, llevar una dieta balanceada, viajar, tener hijos y envejecer con una buena calidad de vida. Los medicamentos actuales permiten que el virus se mantenga bajo control, evitando que dañe el sistema inmunológico.
La importancia de hacerte la prueba
Dado que el VIH no es visible, la única forma de saber si una persona vive con el virus es realizándose la prueba. No basta con “sentirse bien” o pensar que “se nota” cuando alguien tiene el VIH. De hecho, muchas personas pueden vivir con él durante años sin presentar síntomas, lo que significa que podrían transmitir el virus sin saberlo.
Hacerse la prueba del VIH de manera regular es un acto de autocuidado y responsabilidad. Es importante para todas las personas con vida sexual activa. El VIH no distingue entre parejas estables o encuentros casuales; cualquier persona puede adquirir el virus si no toma medidas de prevención.
Además, al conocer el propio estado serológico, se pueden tomar decisiones informadas sobre el uso de métodos de prevención como el condón o la PrEP (profilaxis preexposición). La información es poder, y cuando se trata de salud sexual, contar con datos precisos puede ayudar a reducir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
El VIH no tiene un solo rostro, y no podemos saber si alguien lo tiene solo con mirarlo. La única manera de conocer nuestro estado serológico es a través de la prueba. Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe realizamos pruebas gratuitas, confidenciales y en minutos. Localiza nuestras oficinas más cercanas a ti y haz una cita ya.