Si el VIH fuera un villano de película, sería de los que se infiltran sin ruido. Nada cambiaría en la escena. Pero el estigma… ese sí que grita a todo pulmón.
A veces viene en forma de miradas raras, preguntas idiotas o comentarios dignos de la prehistoria. Pero si algo nos importa, es compartir contigo cómo darle batalla.
Lo que la gente cree vs la realidad
El VIH sigue envuelto en mitos más viejos y anticuados que las hombreras en un saca. Que si es una sentencia de muerte, que si solo lo tienen ciertos grupos de personas, que si con un abrazo ya lo pasas. Puras mentiras.
La verdad es que el VIH no se transmite por un beso, ni por compartir un vaso, ni por usar el mismo baño. Y lo más importante: vivir con VIH no significa que no puedas tener una vida plena, sexo seguro y hasta enamorarte como en telenovela.
El estigma duele más que cualquier tratamiento
Imagina que vas por la vida con toda la actitud y de repente te encuentras con un comentario tipo: “Ay, pero tú no pareces tener VIH”. Y ahí está el problema. El VIH no tiene cara, pero el estigma sí la tiene, y es la de la ignorancia.
Comentarios como ese pueden hacer que muchas personas oculten su diagnóstico, eviten hablar del tema o hasta duden en buscar tratamiento. Eso es lo peligroso, no el virus en sí.
Cómo enfrentar el estigma sin perder la cabeza
Lo más importante, podemos tocar el tema con un lenguaje ligero. Pero es un tema serio, porque son tus derechos o de alguien que te importa y la está pasando muy mal. No se necesita un escudo ni una espada, pero sí algunas herramientas para salir con fortaleza frente al prejuicio. Aquí unas cuantas:
- Infórmate. Entre más sepas sobre el VIH, más fácil será responder a la desinformación. Y si alguien dice una tontería, inhala buena onda y edúcale.
- Rodéate de gente hermosa. Si alguien no puede manejar el hecho de que tú o alguien importante para ti vive con VIH, el problema es suyo, no tuyo. La gente que vale la pena te acepta tal cual eres. Y busca como acompañarte en los momentos duros de la vida.
- No te calles. Si te sientes bien para hablar del tema, hazlo. Cada conversación es una oportunidad para romper mitos y cambiar mentalidades.
- Cuida tu salud mental. El estigma puede pesar una tonelada, pero hay ayuda. Terapia, grupos de apoyo o simplemente una charla con amistades pueden hacer la diferencia.
Si alguien cercano recibe un diagnóstico
Si una persona cercana te dice que tiene VIH, no actúes como si te acabara de confesar un crimen o le fueras a perder pasado mañana. No necesitas soltar un: “Te apoyo” en modo robot. Mejor haz esto:
- Escucha sin juzgar. A veces solo necesitamos desahogarnos cuando estamos mal, ¿verdad?
- No hagas preguntas invadidas de morbo. ¿Cómo lo agarraste? No es relevante para mantener la salud.
- Acompaña, pero sin sofocar. Que sepan que estás ahí, pero sin convertirlo en el centro de la relación.
El VIH no define a nadie, pero el estigma sí marca la diferencia
La forma en que tratamos a las personas con VIH dice más de nosotros que del virus mismo. Podemos elegir entre la empatía, la información y la buena onda o podemos seguir repitiendo las tonterías que se inventaron en los periódicos en los años 80. Tú decides de qué lado quieres estar.
Si quieres saber más sobre el VIH, necesitas apoyo o simplemente quieres romper mitos con estilo, visita AHF Latinoamérica. Además de mucha información sobre lo que es y no es la vida con VIH, ofrecemos pruebas gratuitas, asesoría sobre sexo seguro y más seguro y mucha información sin tabúes. Ármate de datos y enfréntate al estigma como se debe.