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La desigualdad impide el fin de la pandemia de VIH, dice ONUSIDA

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Tina Gutiérrez

De acuerdo con el más reciente informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), esta pandemia no se ha podido erradicar debido a las desigualdades sociales. El organismo advirtió que si la tendencia continúa, el mundo no será capaz de cumplir los objetivos globales a los que se ha comprometido para acabar con esta infección.

Es así que ONUSIDA empleó este año el lema “Igualdad ya” para encabezar la conmemoración del Día Mundial del Sida, el 1 de diciembre. Afirmó que es una llamada a la acción que busca impulsar a todos los sectores a trabajar en acciones prácticas que son necesarias para abordar las desigualdades y ayudar a poner fin al sida.

Entre estas acciones destacan:

  • Aumentar la disponibilidad y la calidad de los servicios de tratamiento y prevención del VIH, para que así todas las personas reciban la atención que requieren.
  • Reformar las leyes y las prácticas para bordar el estigma y le exclusión que enfrentan las personas que viven con VIH, los grupos de población clave y las poblaciones marginadas (que son, a su vez, los más afectados por la pandemia), de modo que toda persona sea respetada.
  • Garantizar el intercambio de tecnología para que haya un acceso igualitario a la mejor ciencia contra el VIH, tanto en las regiones desarrolladas como las que están en desarrollo en el mundo.

Llamado de alerta

En el mismo sentido, ONUSIDA tituló su más reciente informe “Desigualdades peligrosas”, dando seguimiento a su reporte de mitad de año que se llamó “En peligro”. Lo que el organismo ha insistido en señalar es que si no se toman acciones urgentes pronto, los avances que muchos países habían logrado en materia de VIH y sida se verán afectados y pondrán en peligro a millones de vidas.

Cabe recordar que la meta actual acordada por los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es acabar con el sida como problema de salud pública para 2030, una meta que es perfectamente alcanzable si todas las personas con VIH reciben la atención, el tratamiento y el seguimiento que la infección requiere.

En el reporte “Desigualdades peligrosas” se muestra el impacto que tienen las desigualdades de género, las desigualdades que enfrentan los grupos de población clave (como hombres que tienen sexo con hombres, personas dedicadas al trabajo sexual y personas que usan drogas inyectadas, entre otras) en la respuesta al VIH. Además, se hace énfasis en cómo las limitaciones financieras han empeorado y eso hace más difícil abordar estas desigualdades actualmente.

Desigualdades que no cesan

La inequidad de género afecta gravemente las acciones contra el VIH y el sida. De acuerdo con la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, en áreas con altos índices de VIH, las mujeres sometidas a violencia dentro de la pareja tienen un 50% más de posibilidades de contraer el virus.

Además, desde hace varios meses ONUSIDA ha puesto sobre la mesa el problema de los niños y niñas con VIH y la brecha de tratamiento que tienen frente a las personas adultas. Según datos del informe, mientras en 2021 los niños representaban el 4% de todas las personas con VIH en el mundo, concentraban el 15% de todas las muertes relacionadas con el sida. Esto podría explicarse porque sólo la mitad de los pequeños reciben el tratamiento antirretroviral que les salvaría la vida, en comparación con más de tres cuartas partes de los adultos que se encuentran en tratamiento.

Por otro lado, las poblaciones clave son discriminadas y estigmatizadas en muchos países. Por ejemplo, más de 68 países todavía criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, lo cual pone a esta población en un riesgo mayor de adquirir el VIH. Lo mismo se observa en quienes se dedican al trabajo sexual y viven en los países con leyes que criminalizan esta actividad, pues ellos y ellas tienen siete veces más probabilidades de adquirir el VIH que aquellos que viven en países donde el trabajo sexual es legal o parcialmente legal.

El camino a seguir

El mundo sabe qué hacer para acabar con las desigualdades, apuntó Byanyima. Esencialmente, esas acciones son:

  • Asegurarse de que las niñas puedan acceder y concluir sus estudios y protegerlas de la violencia
  • Abordar la violencia de género
  • Garantizar que los servicios de VIH lleguen a los niños y niñas, y que sean suficientes para sus necesidades
  • Despenalizar las relaciones sexuales del mismo sexo, el trabajo sexual y el consumo de drogas
  • Invertir en servicios liderados por la comunidad que sean inclusivos para estos grupos clave, con lo cual se daría atención a millones de personas

Para lograrlo, es necesario el compromiso económico de todos los países, así como de los organismos internacionales como el Fondo Mundial para la lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. “El aumento del apoyo de los donantes es vital para volver a poner en marcha la respuesta al sida”, afirmó ONUSIDA.

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