El consumo excesivo de alcohol, los trastornos metabólicos y algunos medicamentos antirretrovirales que son tóxicos para el hígado son factores de riesgo para que las personas que viven con VIH desarrollen enfermedad hepática crónica, según lo descubierto por un estudio realizado en el Reino Unido.
Con base en los hallazgos, el equipo de investigación afirmó que se debería prestar más atención a los factores de riesgo modificables para la enfermedad hepática crónica en personas con VIH, como el consumo de alcohol, los trastornos metabólicos y el sobrepeso.
Medición de la salud hepática
Las doctoras Sumita Verma e Yvonne Gilleece, del Hospital Universitario Sussex NHS Foundation Trust, diseñaron un estudio para investigar la prevalencia de la enfermedad hepática crónica y sus causas en personas que reciben atención en una de las clínicas de VIH más grandes del Reino Unido.
El estudio, publicado en el Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, reclutó a 274 personas que presentaron niveles elevados de enzimas hepáticas en dos ocasiones separadas por al menos seis meses.
Los participantes del estudio se sometieron a pruebas de sangre, una prueba de rigidez hepática y un cuestionario de identificación de trastornos por uso de alcohol. Un puntaje alto en la prueba de rigidez hepática indica que el hígado tiene un mayor volumen de tejido cicatricial que no puede repararse mediante los procesos normales de regeneración del hígado. Cuando se detecta fibrosis avanzada, el hígado está seriamente dañado y sus funciones normales han comenzado a disminuir.
De los participantes en el estudio, el 92% eran hombres y llevaban viviendo con VIH un promedio de 15 años. El 22% había sido diagnosticado con VIH antes de 1996, año en que se difundiera el tratamiento antirretroviral como hoy lo conocemos. Casi todos tenían el VIH bajo control (96%).
Se observaron algunos trastornos metabólicos comunes; el 70% tenía niveles elevados de grasas en la sangre (dislipidemia), el 64% tenía sobrepeso, el 20% presentaba obesidad, el 14% tenía diabetes y el 26% tenía síndrome metabólico, el cual comprende tres o más elementos entre sobrepeso, hipertensión, diabetes, triglicéridos elevados o colesterol alto.
Además, el 35% tenía un consumo semanal de alcohol mayor al máximo recomendado y el 35% presentó niveles peligrosos de consumo, según sus respuestas al cuestionario de trastorno por uso de alcohol.
El papel de los factores de riesgo
Se detectó fibrosis hepática clínicamente significativa (medida con la rigidez hepática) en el 20% de las personas. La mitad este grupo tenían múltiples factores de riesgo; el consumo de alcohol era un factor de riesgo en el 44% de los casos, el síndrome metabólico en el 46% y un historial de tratamiento con al menos un antirretroviral conocido por ser tóxico para el hígado en el 56% de los casos. (Estos antirretrovirales son didanosina, estavudina, nevirapina y efavirenz usado a largo plazo).
El análisis de los datos mostró que tres factores predecían la fibrosis hepática clínicamente significativa: menor colesterol “bueno” (HDL), nivel elevado de la enzima AST y tratamiento antirretroviral previo con didanosina.
Por otro lado, dos factores predecían la acumulación de grasa en el hígado: el índice de masa corporal y un tratamiento antirretroviral previo con didanosina.
Así, las autoras del estudio recomiendan que todas aquellas personas que tengan historial de tratamiento con didanosina sean evaluadas para detectar enfermedad hepática crónica. Aunque el uso de didanosina ha sido desaconsejado en el tratamiento antirretroviral de inicio en el Reino Unido desde principios de la década de 2000, continuó siendo utilizado en regímenes de tratamiento de segunda y tercera línea después de esa fecha, así como en regímenes de tratamiento para niños. En 2012, aún se utilizaba en 20 países que recibieron apoyo del Fondo Mundial para comprar medicamentos antirretrovirales.
Aunque el consumo de alcohol no surgió como un factor de riesgo en los análisis, los autores del estudio destacan la alta prevalencia de consumo problemático de alcohol en los participantes del estudio, señalando que fue tres veces mayor que la prevalencia nacional en el Reino Unido.
Afirman que es necesario aumentar el reconocimiento entre los médicos de los factores de riesgo de enfermedad hepática en personas con VIH para que puedan ser remitidos a la atención especializada que requieren.
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