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La adherencia al tratamiento va más allá de tomar la pastilla

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Sheila

Aunque los medicamentos antirretrovirales son esenciales para frenar el VIH, por sí solos no garantizan el éxito terapéutico. Si vives con VIH, es muy importante que tus decisiones y acciones estén alineadas con las recomendaciones de tu equipo médico en cuanto a la toma de medicamentos, el llevar una dieta específica y modificar malos hábitos de vida. 

Actualmente, el régimen de tratamiento antirretroviral generalmente implica tomar una pastilla al día, con una eficacia que supera el 90% y efectos secundarios considerablemente reducidos. Sin embargo, para alcanzar el éxito en el tratamiento, es esencial lograr una buena adherencia al mismo.

Constancia que trae beneficios

En 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la adherencia como “el grado en el que la conducta de un paciente (sic), en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario”.

Más recientemente, se ha destacado que “la adherencia médica es un problema del que hay que tomar conciencia, pues los perjuicios socioeconómicos derivados de una mala adherencia son incalculables”.

Sobre este tema, el sitio web Eres VIHda menciona un estudio reciente, llevado a cabo en Sudáfrica y publicado en The Lancet HIV, realizado por investigadores de Estados Unidos, el cual subraya la importancia de una adherencia sostenida a la medicación antirretroviral. Esta investigación demostró que las personas que mantienen una toma constante de estos medicamentos viven significativamente más y con una mejor calidad de vida en comparación con aquellos cuyo VIH no está suprimido.

Factores que interfieren

Siendo esto así, la pregunta es: ¿por qué, si una buena adherencia al tratamiento conlleva una mejor calidad de vida, el porcentaje de adherencia de quienes viven con VIH a nivel mundial sólo alcanza el 60%?

Durante los años más difíciles de la epidemia del VIH, la adherencia al tratamiento era crucial para la supervivencia, pero la toxicidad y la complejidad de los esquemas de tratamiento dieron origen a altas tasas de abandono. Pero hoy, que los regímenes constan de solo una pastilla al día, es sorprendente para los profesionales que vivieron esa época que las personas hoy en día muestren resistencia a tomarlos.

Hay muchos obstáculos, considera Arkaitz Imaz, médico de la Unidad de VIH e ITS del Hospital Universitario de Bellvitge, en España. “Van desde la tolerabilidad (algunas personas que sufren efectos adversos) a cuestiones relacionadas con el estilo de vida, el tipo y los horarios de trabajo, problemas sociales que pueden dificultar la recogida de la medicación, el estigma que todavía muchas personas con VIH sufren o temen sufrir, o problemas de salud mental, entre otros”.

Comunicación adecuada

La comunicación entre el personal médico y tú desempeña un papel crucial en el proceso de atención a la salud, especialmente en lo que respecta a la adherencia al tratamiento. Según el doctor Imaz, “el problema de la adherencia hay que abordarlo por un lado con sinceridad, ya que el reconocimiento de fallos de adherencia es el primer paso para poder plantear soluciones. Por otro lado, son importantes la comprensión y la empatía por parte del médico para poder explorar y entender los obstáculos a la adherencia y poder solucionarlos”.

En la misma línea, el apoyo de asociaciones y comunidades posee un papel fundamental en la mejora de la adherencia. Dado que las personas que viven con VIH tienen perfiles muy diversos, es crucial comprender las peculiaridades individuales de cada uno. 

Según Alejandro Bertó, gerente de la organización civil Adhara Sevilla, “no es lo mismo hablar de un hombre gay que tiene su trabajo y su casa, que de un hombre gay pero que es trabajador del sexo y además es migrante no regularizado: las posibilidades de que la adherencia al tratamiento falle, en este caso, son muchas”.

A esto se suma que en las enfermedades crónicas se producen fatiga o hastío. “Se trata de una pastilla que te tienes que tomar todos los días para toda tu vida, cuando, además, no te estás sintiendo enfermo. Cuando te duele la cabeza, te tomas una pastilla porque ves los resultados inmediatos, pero con el VIH (parece que) no te pasa nada”, explica Bertó.

Tratamiento robusto

Ya que es una pastilla que debe tomarse de por vida, otra de las claves es la robustez del tratamiento antirretroviral. Se considera un fármaco robusto a aquel que es eficaz y que pone barreras al virus para evitar que se haga resistente. 

Es importante recordar que una adherencia inadecuada conlleva el riesgo de fracaso virológico y de resistencia a los fármacos. “La robustez de los tratamientos es fundamental para evitar o minimizar las consecuencias que pueden tener las pérdidas de dosis”, afirma Arkaitz Imaz. 

En un tratamiento como el del VIH, cualquiera puede tener un olvido y eso no debería ser algo irreparable, como una mutación del virus que lo haga resistente al tratamiento. Por fortuna, los tratamientos actuales son, en su mayoría, robustos y las personas con VIH no tienen ese gran riesgo pendiendo sobre su cabeza.Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe brindamos servicios de VIH a quien lo necesita. Si aún no has iniciado tu tratamiento antirretroviral, o si lo suspendiste y quieres retomarlo, acércate a nuestras oficinas en tu país o escríbenos por Whatsapp y conócenos.