En 1991, Earvin Magic Johnson era uno de los jugadores más populares de la liga de basquetbol de Estados Unidos. En ese momento, a los 32 años de edad y en la cúspide de su carrera, anunció que se alejaba de las canchas porque había sido diagnosticado con VIH.
El impacto de esta revelación fue enorme. El sobrenombre de Johnson, “mágico”, no era gratuito, y aún hoy está considerado entre los más grandes jugadores de la historia del basquetbol. Además, habían pasado apenas diez años del anuncio de los primeros casos de sida, todavía no existía un tratamiento seguro y efectivo para el VIH y, hasta entonces, la infección acarreaba un gran estigma debido a que se le relacionaba con comportamientos rechazados socialmente, como el trabajo sexual, el sexo entre hombres y el consumo de drogas.
Magic Johnson quiso combatir activamente ese estigma anunciando al mundo su estatus, mostrando que cualquier persona, de cualquier orientación sexual y con cualquier nivel de vida, podía contraer la infección.
Pero hay un detalle más en esta historia bien conocida de la pandemia de VIH, y es que Johnson se acababa de casar, menos de dos meses antes, con Earlitha Kelly, quien estaba embarazada de su primer hijo.
La Valiente Reacción de Cookie Johnson ante el Diagnóstico de VIH de Magic
En su libro Creer en la magia: mi historia de amor (publicado en inglés), Earlitha, más conocida por el sobrenombre de “Cookie”, narró los difíciles momentos que enfrentó cuando el hombre con quien estaba formando una familia le anunció que tenía una infección, en ese entonces, devastadora y mortal.
Se habían conocido en la Universidad Estatal de Michigan, en 1977, pero para él no era nada lo suficientemente serio como para pensar que algún día se casarían. El exjugador ha reconocido que “le gustaba divertirse”, y al comenzar a jugar profesionalmente con el equipo de los Lakers de Los Ángeles, el dinero, la fama y la fiesta llegaron a su vida de un modo vertiginoso.
La Lucha Contra el Estigma
Según retoma la revista POZ, especializada en VIH, un día Magic Johnson llamó a su esposa para decirle que llegaría temprano a casa porque tenía algo que decirle. Ella temió que sería algo grave, como una lesión que lo sacaría del juego o que, simplemente, lo había pensado bien y quería dejarla. Pero nada la preparó para lo que en realidad vendría.
“Magic” llegó a verla, la tomó de la mano y la llevó hasta un sofá, donde ambos se sentaron sin haber cruzado palabra hasta ese momento. “Cookie” contuvo la respiración, según lo contó en su libro, publicado en 1996.
Después de que le dio la noticia, ambos se abrazaron. Él le dijo que podía dejarlo si quería, pero ella decidió quedarse. Le dijo que “vencerían esto juntos”, se arrodillaron y rezaron. Momentos después, “Magic” se encerró en un cuarto para llamar a todas las mujeres con las que había tenido intimidad sexual y que todavía podía contactar.
Ya que “Cookie” estaba embarazada, recuerda que cada mañana se despertaba con pánico, preocupada porque ella pudiera también tener el virus o peor, que su bebé se enfermara y no lograra sobrevivir. Afortunadamente, su prueba resultó negativa.
El Compromiso de Magic Johnson en la Lucha contra el VIH
El diagnóstico de VIH fue el inicio de una nueva vida. “Cookie” narra que se reunió con Elizabeth Glaser, activista contra el VIH, quien le insistió a “Magic” para que se convirtiera en un rostro público para la infección, cosa que él aceptó en la histórica conferencia de prensa del 7 de noviembre de 1991.
El jugador tenía plenas capacidades físicas como para seguir en la cancha, pero en esa época el miedo y la desinformación pesaban mucho. Hubo preocupación en algunos de sus compañeros, quienes se oponían a que siguiera jugando por miedo a adquirir el virus de manera accidental.
Desde entonces, “Magic” y “Cookie” se han dedicado a trabajar en la fundación que lleva el nombre de él, y que apoya no sólo la respuesta al VIH, sino también otras causas de ayuda social.
En 1996, Magic Johnson fue una de las primeras personas en recibir la recién desarrollada Terapia antirretroviral Altamente Activa (HAART, por sus siglas en inglés), una forma de combinar medicamentos que cambió para siempre el VIH, convirtiéndolo en una condición crónica en lugar de un diagnóstico de muerte.
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