Las personas que viven con el VIH y que han desarrollado cáncer anal enfrentan tasas de supervivencia más bajas después de recibir el diagnóstico, en comparación con la población general. Esta disminución en la supervivencia es especialmente notable en mujeres, según revela un estudio reciente publicado en la revista médica Lancet HIV.
El cáncer anal en la población general es poco común y suele estar vinculado a cepas de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH), como lo explica el portal del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH). Se puede prevenir mediante la vacunación y programas de detección y manejo de lesiones anales precancerosas asociadas al VPH.
Sin embargo, en personas con VIH, la prevalencia de este tipo de cáncer es significativamente mayor, especialmente entre hombres gays, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Un estudio previo encontró que el riesgo de desarrollar cáncer anal en estos hombres con VIH era 39 veces mayor que en la población general.
Impacto diferenciado en personas con VIH
Similar a lo que sucede con otros tipos de cáncer, el riesgo de padecer cáncer anal aumenta con la edad, y a medida que la población con VIH envejece, se espera un aumento en la incidencia de este cáncer. Sin embargo, aún no se comprende completamente cómo el VIH afecta la supervivencia de aquellas personas con cáncer anal y si este hecho está influenciado por otros factores sociodemográficos.
Para abordar esta cuestión, investigadores de Estados Unidos analizaron las tasas de supervivencia de personas diagnosticadas con cáncer anal entre 2001 y 2019 en 13 estados del país. El estudio incluyó a 24,486 participantes, de los cuales 2,662 vivían con VIH.
Las personas con VIH eran principalmente hombres (85%, en comparación con el 33% de aquellos sin VIH), menores de 60 años (87% y 49%, respectivamente), de ascendencia afroamericana (37% y 12%, respectivamente) o de origen latinoamericano (21% y 10%, respectivamente). También mostraron una mayor probabilidad de tener un tipo específico de cáncer anal (carcinoma celular de células no escamosas) y de tener un cáncer localizado, es decir, que no se había extendido a otros órganos.
Durante el seguimiento, el 43% de las personas con VIH y el 35% de aquellas sin el virus fallecieron. Después de ajustar por diversos factores, el riesgo de muerte por cualquier causa fue 2.5 veces mayor en mujeres con VIH en comparación con mujeres sin VIH, y en hombres con VIH, el riesgo aumentó en un 35%.
En cuanto a las muertes específicas por cáncer anal, solo se observó un mayor riesgo (un 52% más alto) entre mujeres con VIH en comparación con hombres sin VIH.
La supervivencia a 5 años fue mayor en hombres con VIH que en aquellos sin VIH, pero menor en mujeres con VIH en comparación con aquellas sin VIH. La mortalidad fue más elevada en personas con adenocarcinoma, un tipo de cáncer anal más común en personas sin VIH que en aquellas con el virus.
Dentro de la población con VIH, la mayor mortalidad se observó en aquellos que adquirieron este virus mediante el uso de drogas intravenosas. Otros factores sociodemográficos no mostraron un impacto significativo, excepto pertenecer a la etnia latinoamericana, que aumentó el riesgo de fallecer en un 19%.
Más datos confirman el riesgo
Un segundo estudio realizado en Estados Unidos analizó el riesgo de muerte en personas diagnosticadas con lesiones de tipo intraepitelial escamosa (NIA, por sus siglas en inglés) de grado III, un tipo de lesiones precancerosas.
Entre 1996 y 2006, el diagnóstico de estas lesiones aumentó en 14% en hombres que viven con VIH, en comparación con solo un 6% en aquellos sin el virus. En mujeres con VIH, este aumento fue del 15%, en contraste con el 6% en aquellas sin VIH.
El 1.3% de los hombres con VIH sin diagnóstico de sida, es decir, que no se encontraban en la etapa más grave de la infección por VIH, desarrollaron cáncer anal, mientras que ninguna de las mujeres con VIH sin diagnóstico de sida presentó este desarrollo. Entre aquellos que sí fueron diagnosticados con sida, las tasas de cáncer anal oscilaron entre el 3.7% (en hombres) y el 3.4% (en mujeres).
Estos estudios subrayan que el VIH incrementa la mortalidad por cáncer anal, especialmente en mujeres, y que las lesiones precancerosas tienen una mayor probabilidad de evolucionar a cáncer en personas con VIH y diagnóstico de sida. Estos factores deben considerarse al realizar la detección y manejar las lesiones precancerosas en personas que viven con VIH.
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