Sífilis: cómo el estigma afecta su atención médica

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Sheila

La sífilis es una de las infecciones más antiguas conocidas por la humanidad, y sobre ella pesa un gran estigma debido a que se transmite por la vía sexual. En las últimas décadas, ha aumentado su presencia en muchas partes del mundo, aunque aún no está claro por qué su alcance está creciendo más rápido que otras infecciones de transmisión sexual (ITS).

Al ser provocada por una bacteria, la sífilis se puede curar con penicilina, pero este antibiótico ha estado escaseando recientemente, agravando la situación ya que la falta de tratamiento deja un margen de tiempo más amplio para que la transmisión continúe.

El estigma y el prejuicio

El reciente aumento de casos de sífilis ha sido visto como el regreso de una epidemia. Y es que solo en Estados Unidos, por ejemplo, en 2022 se registró el mayor número de infecciones en más de 70 años.

Pero con esta bacteria no solo regresan las consecuencias físicas, sino también el estigma. Como lo señala el portal de noticias Stat, el prejuicio ha estado detrás de grandes fracasos en el acceso a la atención médica. “El estigma de la sífilis es sorprendentemente poderoso, incluso en comparación con otras condiciones históricamente estigmatizadas como el VIH y el cáncer”, refieren los autores Jacob D. Moses y Allan M. Brandt.

Es cierto que el estigma no es la única causa que impulsa el aumento de la sífilis, pero no abordarlo solo empeorará la epidemia. Abordarlo significa, en primer lugar, que el sistema de salud que ofrezca un acceso fácil, equitativo y sin prejuicios al tratamiento.

Historias marcadas por la sífilis

La sífilis es un diagnóstico que ha permanecido envuelto en vergüenza y secreto desde sus inicios. ¿O acaso conoces alguna organización de defensa de personas afectadas que tenga la palabra “sífilis” en su nombre?

El estigma puede hacer que una persona con este diagnóstico se sienta apartada y aislada. Igual que sucede con otras ITS, la percepción social que asocia a la sífilis con comportamientos inmorales o riesgosos puede hacer que alguien se sienta responsable de haberse expuesto a esta bacteria. Esto le lleva a ocultar su diagnóstico, incluso después de haber recibido el tratamiento que cura la infección, por temor al rechazo de otras personas, incluidas sus parejas sexuales.

Además, el estigma hace que las personas eviten buscar atención médica. El personal de salud también puede tener opiniones estigmatizantes que les impiden tratar a las personas afectadas de manera eficaz y empática.

La sífilis es curable

Si se trata de un padecimiento altamente tratable desde que se perfeccionaron los antibióticos en las décadas de 1940 y 1950, ¿por qué no se ha erradicado y, más aún, por qué está aumentando? La salud pública y la medicina ya cuentan con las herramientas para detener el resurgimiento de la sífilis, lo que se necesita es brindar acceso rápido a pruebas y tratamientos.

Sin embargo, a nivel de políticas públicas, el estigma produce indiferencia. Ha habido poco compromiso político para destinar recursos a los programas de prevención y tratamiento de las ITS en general. Por esto, el dinero con el que sí se cuenta se termina destinando a atender a las poblaciones en mayor vulnerabilidad, como los hombres gays y bisexuales o las personas dedicadas al trabajo sexual. Sin embargo, las tasas también han aumentado entre las mujeres, lo que evidencia que una ITS no se asocia solamente con una población en particular.

Es más probable frenar el estigma asociado a la sífilis si se mejora el acceso al tratamiento eficaz. Dar acceso a la atención médica es una estrategia adecuada de desestigmatización. El estigma bloquea políticas, recursos y atención adecuados, y hay que erradicarlo para lograr la equidad en salud.

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