De los 38 millones de personas que viven con VIH en el mundo, alrededor del 70% están en África. Las características de la epidemia en este continente son producto de factores que es necesario abordar para detener el avance del virus.
Hay que recordar que los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se comprometieron a acabar con el sida como una amenaza a la salud pública para 2030, pues está claro que ya existen las herramientas, tanto preventivas como de tratamiento, para lograrlo.
Sin embargo, como lo ha señalado el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), las desigualdades sociales son el principal obstáculo para que las herramientas disponibles lleguen a todas las poblaciones que lo necesitan.
Poblaciones clave
De acuerdo con el investigador Salim Abdool Karim, director del Centro para el Programa de Investigación sobre el Sida en Sudáfrica, los nuevos casos de VIH se concentran principalmente en dos poblaciones clave: los hombres que tienen sexo con hombres, y las mujeres.
Cabe decir que, de los 69 países que castigan penalmente las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, 27 están en África. A esto se suma la migración por motivos económicos desde este continente hacia Europa, donde los hombres gays o bisexuales africanos sin documentos no tienen acceso a los servicios de salud que podrían prevenir o tratar la infección por VIH.
Acerca de las mujeres, Abdool Karim señala, en un artículo acerca de la compleja situación del VIH en África, que es una población a la que no se ha logrado atender adecuadamente. En particular, las mujeres jóvenes experimentan un alto riesgo de infección debido a que la sociedad respalda y promueve la unión en pareja de chicas jóvenes, incluso adolescentes, con hombres que son ocho o diez años mayores que ellas.
Retos y solulciones
Para el investigador, herramientas como el tratamiento que previene el VIH, conocido como profilaxis pre exposición (PrEP), no tendrán éxito entre las jóvenes africanas debido a que ellas “ni piensan en el VIH” ni tienen conciencia de su riesgo, por lo que el tomar diariamente una pastilla preventiva, o incluso recibir una inyección cada dos meses que cumple la misma función no son opciones realistas para ellas.
Señala que es evidente que se necesita crear nuevas tecnologías para proteger a las mujeres jóvenes del VIH, además de conseguir que más hombres jóvenes se acerquen a los servicios de salud, se hagan pruebas de detección del virus y, si es el caso, reciban el tratamiento antirretroviral para evitar transmitirlo a sus parejas.
Con el fin de encontrar soluciones a los retos que plantea la epidemia en el continente, el autor destaca que se deben tomar en cuenta tres elementos. El primero es la conciencia de que los seres humanos son interdependientes, por lo que el riesgo de una sola persona afecta a todas las demás, tal como se pudo constatar en la pandemia de COVID-19. La responsabilidad, entonces, debe ser compartida.
El segundo elemento es movilizar los recursos para que se alcancen, al menos, las metas que se fijaron para 2025: que el 95% de las personas con VIH estén al tanto de su infección, que el 95% de ellas reciba tratamiento antirretroviral, y que el 95% de las personas en tratamiento logre una carga viral indetectable (reducir el virus en su sangre al mínimo).
Finalmente, pero no menos importante, es necesario mejorar las estrategias de prevención, pues el tratamiento antirretroviral no es el único recurso para alcanzar el éxito. El uso del condón y la PrEP para los grupos más vulnerables son sólo dos de las herramientas que deben promoverse y potenciarse.En AHF América Latina y el Caribe trabajamos día a día para contribuir a estas metas de control del VIH, para que deje de ser un problema de salud pública. Si quieres hacerte una prueba de detección gratuita o necesitas condones, aquí los tenemos sin costo. Solo acércate a nuestras oficinas en tu país o escríbenos por Whatsapp y haz una cita hoy.
