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Una violación debe ser tratada como urgencia médica

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Sheila

Una violación sexual es un evento que puede afectar a quien lo vive de maneras muy diversas. El miedo, la tristeza y hasta la culpa están entre los múltiples sentimientos que pueden aflorar con la violencia de este tipo.

Las consecuencias psicológicas a largo plazo están identificadas, aunque es importante recordar que cada persona es diferente y vive los procesos de distinta manera. Pero entre tantas incertidumbres relacionadas a un hecho como este, hay algo que es seguro: la violación sexual es una urgencia médica y, como tal, las instituciones de salud, tanto públicas como privadas, deberían estar al tanto del protocolo de atención a seguir.

Por fortuna, existen varios tratamientos que pueden evitar que las consecuencias de la violación sexual se extiendan hasta la salud física, como sería el caso de un embarazo forzado o de la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS).

El Protocolo de Atención Médica tras una Violación

La violación es perseguida judicialmente de diferente manera en muchos países, pero la tendencia global es que la atención médica de un suceso de este tipo no requiera de una denuncia legal para brindarse.

Esto es importante, ya que muchas víctimas de violación sexual no acuden de inmediato con las autoridades por diversas razones. Con este criterio, pueden acercarse a solicitar atención médica sin la necesidad de pasar por el trámite legal que implica una denuncia.

Como lo señala el documento Atención médica a personas violadas, de la Secretaría de Salud de México, un coito forzado casi siempre es violento, lo que aumenta el riesgo de adquirir una o más ITS, ya que éstas penetran más fácilmente a través de un tejido lastimado.

Pruebas de Detección de ITS y Embarazo

Cuando una persona, ya sea hombre o mujer, llega a un servicio de salud a pedir ayuda luego de un ataque sexual, el personal médico debe comenzar por realizarle pruebas de detección de:

  • VIH
  • Hepatitis B
  • Embarazo, en el caso de las mujeres

Si estas pruebas resultan negativas, es necesario comenzar tratamientos profilácticos, es decir, preventivos, de ITS y de embarazo. Tales tratamientos tienen una buena tasa de efectividad cuando se administran en las primeras horas después del hecho violento.

Violación y Tratamientos Preventivos para ITS

Algunas de las ITS más comunes pueden evitarse al tomar un tratamiento preventivo. Por ejemplo, la tricomoniasis, la gonorrea, la clamidia o el Treponema pallidum se pueden prevenir con medicamentos a una sola dosis, ya sea ingerida o inyectada.

La hepatitis B no es una infección exclusivamente sexual, pero sí puede transmitirse por esta vía. Este virus también es prevenible si se comienza un esquema con la vacuna de uso común, dentro de las 72 horas siguientes a la agresión. El esquema completo consta de tres dosis (la segunda a los 2 meses y la tercera 4 meses después de la segunda).

El VIH es otra de las ITS que se evitan con un tratamiento posterior a la exposición. El lapso durante el cual se toman ciertos medicamentos antirretrovirales consta de 30 días, y es importante completarlo para obtener su plena efectividad.

Finalmente, también es posible evitar un embarazo producto de este hecho. La anticoncepción de emergencia lleva varios años de implementación en estos casos, y en la mayoría de los países están disponibles los tratamientos de sólo una o dos pastillas que reducen en gran medida la posibilidad de un embarazo.

Los protocolos de atención indican que, si la mujer estaba embarazada previo a la agresión sexual, sí se le pueden suministrar la mayoría de los tratamientos para prevenir las ITS, como el VIH y la hepatitis B. Las únicas excepciones serían aquellos medicamentos que están específicamente contraindicados en el embarazo.

Seguimiento Médico Posterior

Una persona que ha sufrido violación sexual necesita tener un seguimiento posterior a este primer contacto con el servicio médico, para seguir observando su salud y completar los tratamientos que se le administraron.

Además, también es importante repetir las pruebas de detección de ITS como gonorrea y clamidia (a las tres semanas), sífilis (a la seis semanas) y hepatitis B (a las seis semanas). En cuanto al VIH, se necesita repetir la prueba a los tres y seis meses, como mínimo.

Es así que buscar atención médica lo más pronto posible después de una agresión sexual puede evitar muchos problemas de salud producto de ese hecho violento. Por eso es muy importante difundir el conocimiento sobre este protocolo de atención, para que más gente sepa que la atención médica es independiente de un proceso legal.

Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe trabajamos todos los días por acercar servicios de VIH a las personas que lo necesitan. Si por cualquier motivo quieres hacerte una prueba de detección de VIH, aquí las realizamos gratis. Localiza nuestro centro más cercano en tu país.

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