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PrEP en Peligro: Superando el Desafío del 41% de Abandono

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Tina Gutiérrez

Según una revisión de casi 60 estudios, 41% de las personas que toman el tratamiento que previene el VIH (conocido como PrEP) lo dejan en un plazo de seis meses.

El PrEP es una estrategia que se le da, principalmente, a quienes corren un alto riesgo de contraer el virus, por ejemplo hombres gays que no usan condón, hombres y mujeres que se dedican al trabajo sexual o personas que están en pareja con alguien que tiene VIH.

Comprendiendo las Razones del Abandono del PrEP

De acuerdo con información del portal aidsmap.com, científicos de China y Estados Unidos colaboraron para revisar 59 estudios realizados en todos los continentes. Todos los estudios, excepto cuatro, eran de observación de la vida real, es decir, no tenían condiciones controladas sino que simplemente registraron cómo las personas tomaban el PrEP en la vida cotidiana.

El equipo de investigación encontró que 41% de las personas habían dejado de tomar PrEP al cabo de seis meses, y el 35% lo había dejado para los 12 meses después de iniciar el tratamiento. La razón por la que el porcentaje de abandono es menor a los 12 que a los seis meses es que se revisa un lapso de tiempo más largo, donde las personas podrían haberlo abandonado y después retomado.

Con datos recabados de casi 44 mil personas, los científicos encontraron que la tasas de abandono del PrEP entre hombres gays y bisexuales y mujeres trans fue de 31%, la más baja si se observa por grupo de población, en contraste con los hombres y mujeres heterosexuales, de quienes 72% habían abandonado el tratamiento a los 6 meses.

Los porcentajes de interrupción en otros grupos fueron altos también: 62% en personas que se inyectan drogas, 51% en trabajadoras sexuales y 43% en mujeres y adolescentes.

Efectos Secundarios y Percepciones de Riesgo: Causas del Abandono del PrEP

Aunque recientemente se han desarrollado esquemas de PrEP que se suministran cada dos meses, los tratamientos más difundidos son los que constan de una pastilla al día, y se deben tomar por tiempo indefinido, mientras la persona esté expuesta al riesgo de contraer VIH.

Sin embargo, en seis de los estudios analizados se entregó el medicamento para que se usara solamente cuando hubiera una situación de riesgo, por ejemplo, tomar una dosis un día antes o el día que se iban a tener relaciones sexuales sin condón (en una cita o en un lugar de encuentros sexuales, por mencionar algunas opciones). En estos casos, la tasa de abandono de la PrEP fue más baja que en estudios donde las personas debían tomar el tratamiento a diario.

El porcentaje de interrupción del medicamento parece relacionarse con la tasa de infecciones de VIH en los grupos de estudio, ya que la incidencia del virus fue más alta donde hubo más abandono de tratamiento. Sin embargo, los investigadores señalan que la diferencia en la incidencia no fue estadísticamente significativa.

En los estudios donde se investigaron las razones por las que las personas dejaban de tomar el PrEP, las dos respuestas más comunes, por mucho, fueron los efectos secundarios del tratamiento (diarrea, náuseas, dolor de cabeza, fatiga y dolor de estómago, principalmente) y la percepción de las personas de que tenían un riesgo bajo de contraer el VIH.

Replantear el Concepto de Riesgo: Clave para la Continuidad del Tratamiento

De acuerdo con los autores de esta revisión, es importante replantear el concepto de “riesgo”, ya que en algunos estudios los participantes comenzaron a tomar PrEP cuando su pareja fue diagnosticada con VIH, pero una vez que ésta alcanzó un control de la infección (conocido como supresión viral o carga viral indetectable) dejaron el PrEP, ya que está comprobado que una persona con carga de virus indetectable no puede transmitirlo por el contacto sexual.

Sin embargo, no todo son malas noticias. Los investigadores también observaron que, en algunos de los estudios, casi la mitad de las personas que dejaban el PrEP volvían a iniciar con él después de algunos meses.

Esto significa que hay que poner en marcha estrategias para reiniciar el PrEP en quienes lo han dejado, para así continuar con la protección que este tratamiento les brinda, y que repercute en la salud de toda la comunidad en su entorno.

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