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Dolor Crónico en Personas con VIH: Estrategias de Alivio y Esperanza

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Sheila

El dolor es uno de los problemas de salud que más deterioran la calidad de vida de las personas y lo peor es que es totalmente subjetivo, es decir, no hay una herramienta tecnológica capaz de medir la cantidad de molestia que siente una persona, por lo que es necesario que ésta lo explique. Esto sucede en el VIH también.

Entre quienes viven con el VIH, ciertos tipos de dolor se presentan con más frecuencia, ya sea debido al propio daño que el virus hace en el cuerpo, o bien, a causa de algunas infecciones oportunistas o a la toma de algunos de los medicamentos antirretrovirales.

Por fortuna, existen varios tratamientos para calmar este síntoma, pero es importante identificar la causa que origina el mal para determinar cómo abordarlo. Esta tarea debes dejarla en manos de tu equipo médico.

Dolor Asociado al VIH: Comprendiendo las Causas

El tipo , la ubicación y la gravedad del mismo a veces son diferentes según la persona, aclara el sitio web Medical News Today, dedicado divulgar información médica.

Ya que el VIH ataca al sistema inmunológico, si no se recibe tratamiento es posible que este sistema vaya perdiendo la capacidad de proteger al cuerpo de las infecciones y enfermedades. Muchas personas con VIH (53% según un estudio) experimentan dolor crónico y a largo plazo. Los sitios más comunes de inicio de la molestia son las articulaciones y la espalda.

Mientras que el VIH sin tratar puede causar importantes episodios de dolor, también los medicamentos antirretrovirales y otros que se suministran a quienes viven con el virus pueden ser causantes.

Por otro lado, cuando no reciben tratamiento, las personas con VIH corren el riesgo de desarrollar infecciones oportunistas, las cuales vienen acompañadas de inflamación y dolor.

Tipos Comunes de Dolor en Personas con VIH

En general, los dolores más frecuentes que reportan las personas con VIH son:

  • Dolor de cabeza. Puede ser desde leve hasta grave, y puede presentarse como presión intensa, tensión o sensación palpitante. Entre las causas de este dolor se encuentran, por ejemplo, un sistema inmunológico debilitado o enfermedades relacionadas con el VIH.
  • Dolor en articulaciones, músculos y huesos. La artritis y la osteoporosis son frecuentes en las personas con VIH. Se trata de dos enfermedades que pueden ocasionar molestia en las articulaciones, músculos y huesos. Se sabe que este tipo de dolor también puede aparecer con la edad.
  • Dolor de estómago. Cuando no se recibe tratamiento y el VIH afecta al sistema inmunológico, las infecciones oportunistas aparecen y muchas de ellas ocurren en el aparato digestivo, ocasionando inflamación y dolores de estómago. Algunos medicamentos antirretrovirales también pueden ser causa de calambres abdominales.
  • Neuropatía periférica. Uno de los efectos del VIH es el daño a los nervios periféricos del cuerpo, lo cual desarrolla un trastorno neurológico llamado neuropatía periférica. Esta es la complicación neurológica más común en las personas con VIH, y entre sus síntomas destacan el entumecimiento o dolor en manos y pies, la debilidad muscular en manos y pies, el entumecimiento u hormigueo en las extremidades y una sensibilidad aumentada al dolor.

Tratamientos Efectivos

De acuerdo con el tipo y la intensidad del dolor, tu equipo médico decidirá qué tratamiento es el adecuado para tu caso. La prescripción puede ir desde los analgésicos más comunes hasta ciertos medicamentos controlados, pero siempre hay que tomar en cuenta la causa del dolor.

El tratamiento antirretroviral puede considerarse un agente de prevención del dolor, ya que al disminuir la cantidad de virus en tu cuerpo, evita que el VIH se disemine lo suficiente como para empezar a dañar tu organismo. Recuerda que los medicamentos antirretrovirales, en general, ayudan a preservar tu salud por mucho más tiempo en las mejores condiciones posibles.

Sin embargo, también es cierto que algunos fármacos antirretrovirales pueden aumentar la sensibilidad al dolor o causar efectos secundarios dolorosos (como las molestias gastrointestinales). Para controlarlos, tu médico te prescribirá los analgésicos adecuados, ya sean de venta libre o de los que sólo puedes obtener con una receta.

Terapias Alternativas y Estilo de Vida

En caso de que sea útil para ti, también puedes recurrir a terapias que no tienen que ver con los medicamentos, como los masajes. Incluso puedes recurrir a algunos remedios caseros como:

  • Practicar meditación o ejercicios de respiración para relajarte
  • Aplicar compresas frías o tibias en el área afectada
  • Tomar baños tibios
  • Hacer actividad física regular
  • Limitar el consumo de alcohol

Y si vas a recurrir a alguna otra opción, siempre coméntalo con tu médico para asegurarte de que no interfiera con tu tratamiento para el VIH.

Recuerda que en AHF América Latina y el Caribe trabajamos para acercar los servicios de VIH a las personas que lo necesitan. Si vives con VIH y no has iniciado tu tratamiento antirretroviral, o si lo suspendiste y quieres retomarlo, acércate a nuestras oficinas en tu país y te asesoraremos.