Personas con Discapacidad Intelectual y Educación Sexual

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Sheila

La información sobre sexualidad sigue estando limitada, aun en medio de esta época donde los conocimientos sobre incontables temas están a solo un clic de distancia. Sin embargo, no todas las personas tienen el mismo acceso a Internet o a las herramientas tecnológicas que les permitan llegar a esa información, y este es el caso de las personas que presentan alguna discapacidad intelectual.

Discapacidad Intelectual: Más Allá de los Estigmas

La discapacidad intelectual se define como las limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como en la las habilidades adaptativas, que pueden ser conceptuales, sociales y prácticas; así lo consigna la Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo.

No hay que olvidar que este concepto se refiere a múltiples tipos o niveles de discapacidad, ya que hay una amplia variedad de causas por los que alguien puede tener estas condiciones, que por definición también, se presentan antes de los 18 años de edad, es decir, desde el nacimiento o durante las primeras etapas de la vida.

Educación Sexual: Un Derecho de Personas con Discapacidad

Con mucha frecuencia, la discapacidad intelectual se ha percibido solamente como una carencia, y en función de ella se excluye a las personas de ciertas actividades, ambientes o grupos. 

Sin embargo, como lo señala la Confederación Española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo (FEAPS), el diagnosticar una discapacidad de este tipo debe llevar a algún beneficio, ya que “no se puede quedar en un mero análisis de limitaciones”.

El beneficio que se busca es que, a partir de identificar la discapacidad, se desarrolle un perfil de necesidades de apoyo, que al ser cubiertas, facilite una mejor calidad de vida de la persona.

Es aquí donde las estrategias de salud sexual y reproductiva deben volverse plenamente incluyentes. Las personas con esta discapacidad a menudo son vistas como asexuales, o se las sobreprotege y se da por hecho que nunca ejercerán su sexualidad.

Pero el primer paso hacia la inclusión es reconocer que la sexualidad es una parte integral de los seres humanos, y que todos tenemos derecho a expresarla o experimentarla con libertad y con seguridad.

Inclusión en la Educación Sexual: Rompiendo Barreras y Mitos

No se debe diseñar ningún programa de apoyo para personas con discapacidad si estas personas no participan en ese diseño. Es fundamental respetar su autonomía, escuchar sus necesidades y sus deseos para que así las estrategias respondan de manera eficiente a lo que los involucrados quieren.

Por ejemplo, en un documento llamado “Manifiesto por los derechos de las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo”, en 2014, mujeres españolas pertenecientes a la FEAPS señalaban entre sus principales problemas:

  • A muchas de nosotras no nos dejan tener pareja
  • Las que tenemos pareja no podemos hacer una vida normal de pareja, como vivir juntos
  • No tenemos intimidad
  • La sociedad no respeta cuando estamos con nuestras parejas
  • Necesitamos ir al ginecólogo como todas las mujeres
  • Algunas hemos sido esterilizadas sin consultarnos

Por ello, exigieron lo siguiente:

  • Queremos decidir sobre nuestra vida
  • La sociedad debe comprender que nuestra sexualidad es importante
  • Tenemos derecho a tener pareja y hacer vida de pareja
  • Tenemos derecho a formar una familia
  • Necesitamos apoyo para ser independientes
  • Exigimos que nos enseñen a protegernos del abuso y la violencia

Derechos Sexuales: La Lucha por una Sexualidad Plena

Los prejuicios que existen sobre las personas con discapacidad intelectual (que no saben, que no aprenden o que “son como niños”) son los principales obstáculos para brindarles información sobre sexualidad.

Por esto, la FEAPS señala que estas personas no necesitan “aprender una sexualidad diferente, sino recibir información adaptada a sus capacidades de comprensión” sobre el desarrollo sexual, el conocimiento del cuerpo (el suyo y el de otros), el respeto, la responsabilidad sobre las conductas propias, el deseo, el placer, el amor y la pareja.

Para brindar un verdadero apoyo a esta población, va a ser necesario adaptar los temas a abordar y facilitarles las herramientas necesarias, cuantas veces sea necesario, para que tengan un verdadero aprendizaje sobre su sexualidad.

El conocimiento sobre salud sexual y reproductiva es un derecho de todas las personas, y es necesario trabajar más para que alcance a todo aquel que lo necesita. En AHF América Latina y el Caribe trabajamos cada día para que los servicios de salud en VIH lleguen a la mayor parte de la población. Si aún no lo has hecho, localiza nuestra oficina más cercana y conoce nuestros servicios.