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El VIH y su origen animal

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Tina Gutiérrez

Pollos, cerdos, murciélagos… Son muchos los virus que parecen haber pasado de vivir en animales a anidar en los seres humanos, y uno de ellos es la pandemia más prolongada de las últimas décadas, el VIH.

Fue el último día de enero de 1999 cuando la revista científica Nature publicó una investigación en la que, por primera vez, se identificaba que el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, o VIH, tenía un antepasado directo: el Virus de la Inmunodeficiencia del Simio, o VIS.

El secreto de Marilyn

Desde la aparición de los primeros casos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), en 1981, y la identificación de su agente causal, el VIH, en 1983, la comunidad científica seguía sin comprender cómo y por qué se había desarrollado esta infección devastadora, que en unos pocos meses cobraba la vida de la mayoría de las personas afectadas.

Los pasos más urgentes fueron, primero, saber cómo se transmite el virus para evitar que siguiera expandiéndose a gran velocidad; luego, crear pruebas que pudieran detectarlo, y por supuesto, encontrar un tratamiento o una cura para detener el daño que causa al sistema inmunológico.

En 1996, el problema del tratamiento tuvo al fin una respuesta eficiente. El tratamiento antirretroviral altamente activo ha salvado millones de vidas desde ese momento. Una vez cubierto ese reto, hubo tiempo para seguir investigando el origen del virus, con el fin de entender mejor su forma de actuar y pensar en una posible cura.

Así, en 1999, un grupo de investigadores de la Universidad de Alabama, Estados Unidos, dirigido por la viróloga Beatrice Hahn, recuperó muestras de sangre de un ejemplar de chimpancé que había estado almacenado durante al menos una década.

Según lo recoge el portal web de Radio Perfil, este chimpancé, una hembra llamada Marilyn, había sido capturada en África y enviada a una base aérea en Nuevo México, Estados Unidos, para ser usada en pruebas que se realizaban con ese tipo de animales.

El equipo de Hahn descubrió que Marilyn estaba infectada con el VIS, un virus muy parecido al VIH, por lo que llegó a la conclusión de que ese virus de los monos podía haber pasado a los humanos y mutado hasta convertirse en un microorganismo que sólo afecta a éstos últimos.

Este descubrimiento, publicado en Nature, fue tan relevante porque los chimpancés como Marilyn comparten el 98% de su código genético con la especie humana, lo que hacía posible estudiar el comportamiento del VIS y extrapolarlo de manera muy cercana a lo que sucede con el VIH.

Un camino revelado

La doctora Hahn y sus colegas concluyeron que el VIH muy probablemente provenía de chimpancés, aunque la investigación tenía una limitante: el VIS que analizaron sólo se pudo encontrar en ejemplares que habían estado en cautiverio, por lo que quedaba la incógnita de si se encontraría el mismo virus en simios salvajes.

Para aclararlo, las investigaciones continuaron y en 2006, el mismo equipo de investigación publicó otro artículo crucial, esta vez en la revista Science, que corroboraba el hecho de que el VIH había “migrado” de alguna forma desde los simios salvajes.

Los científicos lograron recolectar muestras de heces fecales frescas de cientos de chimpancés silvestres del sur de Camerún, en las cuales pudieron identificar anticuerpos contra el VIS, lo que indicaba la presencia del virus en esos ejemplares.

Según lo reportó en su momento el diario El Mundo, se registró que entre el 29 y el 35% de los chimpancés incluidos en el estudio estaban infectados por el VIS. Además, cada ejemplar infectado tenía un patrón genético que apuntaba a un ancestro común, es decir, el virus se había transmitido por herencia.

La similitud genética entre las cepas de VIS y las de VIH comparadas en el estudio fue “notable”, señaló entonces la doctora Hahn.

Dado que en zonas de África como Camerún y Kinshasa, donde se habían localizado las muestras de VIS, era frecuente la caza de chimpancés para consumo humano, se cree que alguno de los animales pudo haber mordido a un cazador, o bien, que uno de los encargados de cortar la carne sufrió una herida que se contaminó con sangre del chimpancé.

Aun cuando la ciencia ha conseguido avanzar mucho en la comprensión del VIH, todavía no ha sido posible encontrar una vacuna para prevenirlo ni una cura para ponerle fin. Es por esto que las herramientas actuales, como el uso del condón y el tratamiento preventivo (PrEP), así como la detección temprana, son las mejores herramientas para frenar la pandemia.

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