Aunque estudie durante muchos años, no todo médico está preparado para hablar acerca de la salud sexual. Por increíble que parezca, las escuelas de medicina no dedican mucho tiempo a abordar este aspecto de la naturaleza humana, excepto desde la perspectiva biológica.
Es por esto que puede ser difícil intentar abrir la conversación en este tema con tu médico de cabecera, o quizás no sepas si es el especialista indicado para ayudarte. Al respecto, aquí te presentamos algunos tips para que te prepares para ese momento que puede ser incómodo no sólo para ti, sino también para el profesional que está bajo la bata blanca.
Hablar con el Médico: Superando Problemas Sexuales
El primer paso para hablar de algo tan íntimo puede ser el más difícil, así que sería adecuado practicar algunas frases con las que te sientas cómodo antes de llegar a la consulta. Podrías empezar diciendo. “Estoy teniendo un problema con mi vida sexual…” o “Estoy teniendo problemas/preocupaciones en el área sexual…” o bien “Quería hablar con usted sobre mi vida sexual…”.
Siempre es buena idea escribir tus ideas, inquietudes y dudas y llevar ese escrito a la consulta, y en todo caso podrías darle el papel a tu médico al iniciar para que sepa en qué esperas que te pueda ayudar.
Para continuar con la conversación, podrías decirle algo como “Me preocupa _____ (por ejemplo, una baja de deseo sexual, la falta de excitación, dolor durante el sexo, la dificultad para alcanzar el orgasmo, los problemas de erección, etc.). ¿Usted podría ayudarme?”
De esta forma, le darás oportunidad al médico de indagar más en el problema, si es que está en sus manos ayudarte, o de decidir si te refiere con algún otro especialista, por ejemplo, en terapia sexual, en urología o en ginecología.
Preparándote para el Médico: Escucha tus Preocupaciones Sexuales
Después de ese primer paso, y en caso de que el médico no se muestre seguro al responder tus dudas, puedes ayudarle un poco preguntándole algo como: “¿Usted puede ayudarme con estos problemas sexuales? Si no es así, ¿podría enviarme con otro especialista para eso?”.
Por otro lado, si el o la profesional comienza a abundar en el tema, pero sientes que necesitas algo más conciso, podrías preguntar: “¿Necesito hacerme exámenes?” o “¿Cuál podría ser la causa de mi problema?” o bien “¿Qué soluciones recomienda?”. En este último punto, la respuesta podría ir hacia alguna de estas opciones: mejorar la comunicación con tu pareja, terapia sexual (o de otro tipo), cambios de estilo de vida, medicamentos, estrategias educativas o alguna otra alternativa.
También es válido que indagues si tu pareja debería involucrarse en tu tratamiento o terapia, y si es que el médico tiene alguna información o recursos (como libros, revistas o sitios web) que pueda recomendarte para abordar tu problema.
Explorando Soluciones: Estrategias para la Salud Sexual
Si el profesional médico se siente capacitado para ayudarte, comenzará un interrogatorio como el que realiza cuando llegas a él con otros problemas de salud. Esto le sirve para trazar un panorama y un historial de situaciones anteriores que pueden haberte llevado a lo que te preocupa hoy. También le ayudará a decidir cuál es la mejor solución para tu problema.
Entre las preguntas sobre tu estado general de salud y tu vida sexual, podrían surgir algunas como: ¿tienes algún problema de salud en específico?; ¿tienes una o más parejas sexuales?; ¿tu vida sexual es satisfactoria? si no, ¿a qué crees que se debe esa insatisfacción?; ¿sientes deseo sexual?; si tienes pareja, ¿crees que el deseo de ambos es compatible?
Y si es él o ella quien inicia la conversación, el cuestionario puede ir en esta dirección: ¿estás teniendo problemas en tu vida sexual (falta de deseo, sequedad vaginal, falta de orgasmo, eyaculación precoz, disfunción eréctil, etc.)?; ¿qué tanto te molestan estos problemas?; ¿tienes orgasmos?; ¿tienes dolor durante la penetración (ya sea anal o vaginal, usando el pene o los dedos)?
Involucrando a tu Pareja: Comunicación y Apoyo con el México
Como ves la conversación puede ser tan específica como tú lo necesites, y puedes seguir adelante siempre que te sientas confortable hablando de esto con el médico. Si finalmente no te satisface su respuesta, si sientes que no te ayuda o si acaso te hace sentir incomodidad por cualquier razón, no es necesario que sigas hablando ni que insistas en buscar ayuda con este especialista. Bien puedes buscar otro espacio u otro profesional para hallar una solución.
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