Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

VIH y Tuberculosis: Un Vínculo que Debe Ser Abordado con Urgencia

Picture of Sheila
Sheila

El sida, es decir, la etapa grave de la infección por VIH, se caracteriza por la presencia de un sistema inmunológico tan débil que no es capaz de hacer frente a otra serie de padecimientos e infecciones, conocidos como infecciones oportunistas. Entre esas infecciones oportunistas, una de las más visibles es la tuberculosis.

Desde los primeros años de la pandemia de sida, a principios de los años ochenta del siglo pasado, la tuberculosis ha estado presente junto con el VIH.

A inicios del presente siglo, era común que a las personas que llegaban a servicios de salud con un cuadro de tuberculosis se les mandara hacer una prueba de detección del VIH, ya que la tuberculosis se presenta con más frecuencia en personas con un sistema inmunológico debilitado.

Paradójicamente, las cosas no son tan sencillas en el sentido inverso. Esto es, cuando alguien tiene el VIH pero no está bajo tratamiento, es difícil diagnosticar la tuberculosis debido a que las pruebas de sangre que se realizan para detectarla pueden dar falsos negativos en estas circunstancias, señala el sitio Healthline, una web dedicada a comunicar temas de salud, y supervisada por médicos.

Infección simultánea

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las personas que viven con VIH son 18 veces más propensas a desarrollar tuberculosis activa, además de que unas 215 mil personas con VIH mueren cada año por tuberculosis asociada a la infección.

Cuando la infección por VIH y por la bacteria de la tuberculosis están presentes al mismo tiempo, se dice que la persona tiene una coinfección. Se considera que esta condición debe ser tratada con especial cuidado.

Cabe recordar que la tuberculosis puede ser clasificada en latente o activa. La primera no causa síntomas ni es capaz de contagiar, pero la segunda sí presenta síntomas y es altamente contagiosa.

¿Cómo sé si tengo tuberculosis?

Aunque la tuberculosis latente no afecta ni a quien la tiene ni a otras personas, es importante llevar un tratamiento (a través de antibióticos) para eliminarla, ya que de esta forma se evita que se desarrollen síntomas graves en caso de que la infección por VIH se complique.

Si el VIH no es tratado y se le da oportunidad de afectar al sistema inmunológico, la tuberculosis latente podría volverse activa más rápidamente, aunque es importante saber que no todos los casos de tuberculosis latente progresarán a activa.

Por otro lado, para una persona con VIH presenta tuberculosis activa, el siguiente paso es buscar atención médica y aislarse para evitar transmitirla a otros.

Entre los síntomas de la tuberculosis activa destacan:

  • Tos que no cede y que puede incluir moco o sangre
  • Fiebre
  • Sudores nocturnos
  • Fatiga
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Dolor en el pecho
  • Pérdida de apetito

Hazte la prueba

Si tienes los síntomas anteriores, acude con tu equipo de salud para que te revise. La tuberculosis puede llegar a confundirse con neumonía, cáncer de pulmón o infección pulmonar por hongos, pero la forma de diagnosticarla de modo preciso es la prueba de detección. Dicha prueba puede realizarse de dos formas:

  • Prueba cutánea: Se coloca una pequeña cantidad de derivado proteico purificado de tuberculina (o PPD, por sus siglas en inglés) debajo de la piel mediante una inyección subcutánea, en el antebrazo. El objetivo es ver si el cuerpo reacciona al agente suministrado, por lo que luego de la inyección (que se realiza una jeringa especial para la tuberculina), la persona se va a su casa y regresa al cabo de 2 o 3 días para revisarse. Si el sitio de la inyección está inflamado o presenta un bulto, la persona tiene tuberculosis.
  • Prueba de sangre: Se analiza una pequeña muestra de sangre en laboratorio, esto en busca de anticuerpos contra la tuberculosis que el sistema inmunológico haya desarrollado.

Si cualquiera de estas pruebas resulta positiva, el médico puede solicitar algunos otros estudios, como una radiografía de tórax.

Al momento de prescribir el tratamiento para la tuberculosis, es importante tener en cuenta que al tomar éste y el tratamiento antirretroviral simultáneamente se pueden generar algunos efectos secundarios. Por esto, las y los médicos especialistas en VIH deben planear cuidadosamente el tratamiento.

Si tú vives con VIH, recuerda que el primer paso para cuidar mejor de tu salud es apegarte al tratamiento. Si aún no comienzas el tuyo o si lo suspendiste y quieres retomarlo, acércate a AHF América Latina y el Caribe y podemos apoyarte. Localiza tu oficina más cercana, estamos en 11 países de la región.